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dilluns, 17 d’octubre del 2011

Pasado de rosca




Algunas tramas admiten variantes y nuevos tratamientos que las adecúen a cada época temporal que como es lógico dispone de formas distintas por lo menos en lo aparente y la historia del cine está repleta de ejemplos que demuestran claramente que temáticas parecidas y en ocasiones idénticas son escritas en la pantalla con una caligrafía muy diferente sin que la fuerza de su contenido merme, manteniendo el interés en su objetivo que, no lo olvidemos nunca, es el espectador, demasiadas ocasiones olvidado como verdadero receptor de la obra filmada: sin espectador, el cine tiene el mismo sentido que un diálogo emitido contra el eco de un horizonte pétreo cualquiera.

Parece que se va extendiendo la mala costumbre de que los actores, con sus ahorros, acaben convirtiéndose en productores; ello, unido a la renuncia moral de los derechos del artista que albergan gentes dedicadas libremente -es un suponer- a dirigir películas o a escribir guiones, nos conduce inexorablemente a productos que, tomándonos con el pie cambiado, nos sentamos a ver pensando que, como mínimo, será una película entretenida.

Pero no: estando por en medio el ego desmesurado de un actor carente de gancho y decidido a chupar cámara a toda costa, le puede caer encima a uno un producto que debería haber quedado en el cajón de desechos y, mira por donde, incluso viene apadrinado por la cada vez más penosa presencia de un intérprete de raza, muy venido a menos -en pos de un buen cheque, seguro- como es el antaño admirado Robert De Niro que con su nombre en el cartel ha representado un malévolo anzuelo para un verdadero bodrio titulado Limitless (2011) por una vez bien traducido su título como Sin límites que, a lo que parece ser, fue promovido por el mocetón protagonista, un Bradley Cooper que ejerce también como productor ejecutivo: más le hubiera valido dedicarse a una cosa u otra con exclusividad, porque lo cierto es que ni actúa con el nivel requerido a un protagonista absoluto ni su labor como productor ejecutivo consigue otra cosa que una película sin pies ni cabeza, precipitada y aburrida, aunque de ello buena parte de responsabilidad tiene su director, Neil Burger que parece ordenar el rodaje como un niño con una nueva video cónsola en sus manitas, todo el rato dándole al joystick arriba y abajo, mareando la perdiz.

Esto me pasa por no informarme previamente aunque para mi sorpresa e incredulidad la nota media que ha obtenido en imdb es de 7,3 en este momento y me quedo pensando si es que no habré sabido ver el mensaje que intentan transmitirme, que debe ser muy interesante, porque visualmente es una castaña con un sonsonete adormecedor en la mayor parte de sus 105 minutos que me parecieron dos horas largas, al punto de las tres, no viendo el momento en que se acabara el desatino.

La trama es una lamentable mezcla de historias ya conocidas, fragmentos de películas que ya hemos visto, con el recurso de la voz en off del protagonista contando lo que vemos, aspecto éste que el avispado cinéfago, curtido en mil películas, contempla aterrorizado porque es señal inequívoca que nos van a dar la lata:
¿De entre todos los que curraron en ése rodaje, a nadie se le ocurrió que explicar con una voz en off lo que vemos en pantalla es tan aburrido como escuchar a los comentaristas de fútbol en la tele y lo mismo de inútil?
Pues así, casi toda la película.

Y es una pena que una temática tan candente y actual como el consumo de estupefacientes, en este caso, una droga que saca de uno lo mejor que tiene y le hace sentirse más inteligente y perspicaz (¿notan el parecido con la cocaína?) reciba un tratamiento tan débil, carente de fuerza, falto de toda lógica (¿un adicto, dejando su material en manos de otro?) y para acabar con un final apologético y confuso después de un discurso plagado de innecesarios travellings digitales, fruto de una avanzada edición de vídeo que acaba por cansar y marear sin que más allá de su vistosidad y colorido aporte algo a la trama a la que, supuestamente, sirve.

Burger se deleita ofreciéndonos una filmación que intenta aparentar modernidad en base a un colorido chillón y trucos baratos de moviola digitalizada sin olvidar lo que aprendió respecto a la forma de incardinar los planos en secuencias pero se le va la mano o más bien pierde el control en cuanto la moviola aparece: uno tiene la sensación que ése productor ejecutivo improvisado estaba en la cabina dando consejos y recordando con su presencia quien era el que sabía manejar los dineros, porque no hay otra forma de comprender que de vez en cuando el discurso visual dé la impresión que a Burger, hablando en castizo, se le ha ido la olla y toda la narración se va al garete: claro que seguir con la cabeza clara después de leerse el guión debió resultar difícil, porque no hay por donde cogerlo: un verdadero concierto de bandazos que parecen escritos adrede para despistar al espectador: quizá todo se resuma en que la intención era provocar la vivencia de una experiencia artificial, y lo cierto es que ha quedado en una experiencia artificiosa y lamentable. Muy lamentable.

Uno pensaba que se encontraría con una película de este año que equilibrara la balanza, pero debo concluir que la intentona ha sido un fiasco garrafal y aunque no me apetecía mucho volver a presentar un comentario basado en un disgusto, creo que un buen aviso a navegantes es motivo más que suficiente para dedicar cuatro líneas a este moderno bodrio. Avisados quedan.






10 comentaris :

  1. Esta vez he sido yo el que ha logrado evitar un bodrio gracias a la intuición.
    Yo hace siglos que no hago caso de las puntuaciones de imdb ni de páginas similares en las que el voto está abierto a cualquiera que se registre; un día me dio por mirar la clasificación de las 250 mejores películas según imdb y me entró la risa floja. Desde entonces, nada de puntuaciones.
    Un abrazo

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  2. No te leo entera la reseña, porque la tengo pendiente por ver, y creo que va a tener un final "no muy feliz". En cuanto la vea me paso.Que conste que ya la "bajé" con bastantes pocas expectativas, pero no quiero perderlas todas.

    Un saludo
    Roy

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  3. Yo no he acudido al imdb para ver qué puntuaciones le otorgan a las películas nunca. ¿Inteligencia? ¿Desconfianza? Más bien pereza.
    En cualquier caso (y permitidme la capullada) no sabéis lo que me divierte que de vez en cuando tanto tú como Alfredo os traguéis estos engendros por no saber controlar el vicio que os domina.
    Es que me parto, Josep.

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  4. Sabido es que acostumbro a llevarte cordialmente la contraria, no por nada, es que pienso así. Pero en este caso me resulta imposible. La presuntra modernez de este artefacto es directamente proporcional a su falta de seriedad y divismo del protagonista.
    En este caso, debo decir que en mi contra juega que yo fuí uno de esos pardillos que se la tragó en el cine. No me preguntes la razón, pero no fue De Niro,que está pisoteando su propio nombre a cada película que hace.Ahora caigo, igual fue que me resultó simpática "El ilusionista".
    Yo soy de los que piensa que hay que hablar también de estas películas, y ponerlas en su sitio, como tu haces muy certeramente. Un saludo

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  5. Y a mí que me gustaría, alfredo, comprobar cómo te las arreglarías para destripar ese bodrio infumable en tu Tienda, porque las líneas argumentales son tantas, iniciadas apenas y decapitadas ya, que me causaron confusión: eso sí: reconozco que tu sexto sentido te ha salvado de una buena... ;-)

    Un abrazo.

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  6. Pues yo creo, Roy Bean, que si hicieras honor al juez, igual le pegabas cuatro tiros al dvd una vez acabada la sesión y casi apostaría a que el fuego balístico se inicia a la media horita, ya ves...

    Espero leer tus sensaciones, pero sin prisa: primero recupérate.... ;-)

    Un abrazo.

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  7. Tú eres lo que en catalán llamamos "un murri", Raúl, y tu buen ojo te salva de la quema, y me hace reir a carcajadas el ver cómo te cachondeas de unos pobres adictos: eso no se hace, que los tiempos están muy malicos, que la sustancia escasea mucho y tenemos que tirar de productos del siglo pasado, ya ves, para poder conciliar el sueño de vez en cuando.... ;-)

    Un abrazo.

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  8. Sabido es, Víctor, que el debate enriquece y que jamás he buscado opiniones unánimes, así que me alegro que, en esta ocasión, estemos de acuerdo: más que nada porque si fuera -o fuese- el caso que te hubiera gustado, ya me preocuparía un poco...

    Es verdad que en ocasiones me lo pienso dos veces antes de ponerme a comentar un bodrio, pero también ayuda catárticamente exponer el poso que deja, aunque se intente una cierta elegancia...

    Un abrazo.

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  9. Elegancia que no falte aun que me temo que cuando el bodrio es de tal calibre se pierden las formas..
    Y en éste sitio y en éste año no es el único que comentas..¿ eres masoca querido Holmes..? Y no te justifiques con eso de "relleñar ésta sección " jeje..:-P
    ¡ Es que te va la marcha..! jaja

    besos. Irene A.

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  10. Espero, Milady, no perder las formas más allá de lo razonable... :-)

    La verdad: entre que no tengo mucho donde elegir y que demasiados días sin ver una película ya me dan mono, junto con lo que se puede recosechar en esta época, ya ves... aprovechando para dar palos, que siempre descansa los nervios...

    Besos.

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