Carregant el Bloc...

dijous, 31 de desembre del 2009

Se fueron este año (julio-diciembre)














A finales de año, decíamos ayer, nos ocupamos de mirar hacia delante con vigor y optimismo, pero ello no es obstáculo para la memoria: conforme van pasando los años, uno recolecta escenas que pasan a formar parte de la vida y algunos de los personajes que habitan esos momentos pasados, de repente, se van para siempre.

Estos son varios de los que la parca se llevó a su guarida en el segundo semestre que hoy finaliza:


Mari Carrillo



Valerio Lazarov



Patrick Swayze



Alicia de Larrocha



Mercedes Sosa



Luis Aguilé



Rosanna Schiaffino



Paul Naschy



Francisco Piquer



Jennifer Jones



Brittany Murphy




Iván Zulueta, la última tarea de la parca:

Director y excelente cartelista; precisamente escogí en su día su cartel, que apenas fue usado, por parecerme fantástico:



























Leer más...

dimecres, 30 de desembre del 2009

Se fueron este año (enero-junio)














A finales de año, uno siente la necesidad de mirar atrás, y se da cuenta que en el camino andado algunos han quedado parados en algún lugar.

Hagamos un pequeño repaso: no aparecen todos los que se fueron, pero la muestra, comprensiva de los primeros seis meses, ya da fe de lo trabajadora que ha sido la parca este año 2009:



Pat Hingle



Patrick McGoohan



Ricardo Montalban



James Whitmore



Louie Bellson



Ken Annakin



Dom DeLuise



David Carradine



Fernando Delgado



Farrah Fawcett



Michael Jackson










Leer más...

dilluns, 28 de desembre del 2009

Examen de Cinefilia (parte XXVI)



¡Ya está aquí! ¡Ya llegó!

Supongo que pensaban librarse, pero no hay caso.

Finales de mes, finales de año, último examen de cinefilia antes de encarar con valentía un nuevo año que está a punto de aparecer.

De verdad de la buena que el tormento err, digo, el test de hoy, es facilito, facilito, acomodado a esas neuronas abotargadas de tanto trasegar buenos caldos, así que el esfuerzo será leve y espero que la satisfacción de dar con la respuesta sea grande.

Así pues: ¿Estamos despiertos? ¿Tenemos lápiz y papel a disposición?





Se trata de averiguar el título castellano de una película tan conocida que seguramente provocará la precipitación de alguien al responder antes de tiempo, así que mejor tomárselo con calma, pues algún que otro truquillo habrá en las pistas que seguirán: el que avisa no es traidor.

Eso sí: por raras que parezcan las pistas, todas conducen -juntas- a una única respuesta.

(Creo yo, vamos)

Una simple búsqueda en internet hará el camino más llano....


Ahí van:

Pista 1 [+/-]
El dueño de la idea en varias ocasiones se ha declarado deudor de


Pista 2 [+/-]
Una paisana del anterior, a quien los íntimos llaman Gari, y que interpreta un papel secundario en la película objeto de este entretenimiento, obtuvo enorme popularidad en España, más por sus medidas que por sus gafas, de la mano de un tal:


Pista 3 [+/-]
Uno de los personajes lleva el nombre de la patrona de la ciudad donde hace muy poco se le hicieron cientos de fotografías a :


Pista 4 [+/-]
Uno de los actores secundarios, cuyo nombre, sin haberse conocido, algunos asociarían al mote inmediato anterior, estuvo, el año antes de la película en cuestión, pronunciando negativas durante un buen rato al dueño del:


Pista 5 [+/-]
Uno de los personajes se hubiera evitado muchos problemas si los Reyes Magos le hubieran traído, cada año, un buen lote de productos:


Pista 6 [+/-]
Participa en la película una gran actriz fallecida este año 2009, cuyas hijas obtuvieron gran popularidad trabajando juntas con el famosísimo :


Pista 7 [+/-]
El director de la película tomó la alternativa en una pieza breve cuyo título coincide con el del personaje interpretado por :


Pista 8 [+/-]
La película fue la primera producción de un actor que obtuvo gran reconocimiento años antes, a las órdenes del mismo director, en un personaje, deportista profesional, que atendía por el nombre de :


Por si todo ha fallado y ya que estamos en fechas de buena voluntad, aquí dejo la

Pista definitiva[+/-]



¡Ey! ¡No hay ninguna mentira, que conste!

¡Cuidadín con leer los comentarios!


El amigo Raúl repite como vencedor, lo que le va a convertir en "enemigo a batir" en sucesivas ocasiones de este entretenimiento cinéfilo. ¡Bravo por él!
¡Enhorabuena!




Leer más...

divendres, 25 de desembre del 2009

Esta Navidad, siente a un pobre en su mesa




Esa frase que encabeza se proclamaba, hace muchos, muchos años, en aquella España que apenas levantaba cabeza a mediados del siglo pasado, en la década de los cincuenta.

Una frase que, repetida como un eslógan, alimentó la imaginación del bueno de Luis García Berlanga, uno de los mejores directores de cine que esta piel de toro ha sido capaz de parir.

Berlanga ya había tenido sus más y sus menos con la censura de la época franquista y a pesar de conocer el paño insistía una y otra vez en destapar las miserias del país; con la idea en mente, se puso a escribir un guión que cuajó en obra maestra cuando, hallándose en un atolladero, quiso la fortuna que Rafael Azcona apareciera en la vida de Berlanga y decidiera colaborar con el ya afamado Director.

Corría pues el final de la década de los cincuenta del siglo pasado cuando ambos acabaron de escribir un guión que titularon Siente a un pobre en su mesa, tomando prestado el eslógan que en el protocatolicismo franquista trataba de tranquilizar las conciencias de
los bienestantes por un día: tal día como hoy: invitar a un pobre en Navidad a la mesa de los ricos ayudaba no poco a calmar conciencias y de paso a sentirse magnánimo con los desafortunados, al tiempo que se ejercía la virtud de la Caridad.

Evidentemente, la censura lo primero que hizo fue rechazar el título propuesto por Berlanga y Azcona. Así que ambos decidieron nombrar la que probablemente es su mejor película juntos (e hicieron bastantes) con el nombre de uno de sus protagonistas: Plácido, película estrenada en Barcelona en el año 1961, sigue siendo, después de tantos años, una obra maestra.

La sinopsis es aparentemente muy sencilla: En una ciudad de provincias, la Junta de Damas decide promover una campaña benéfica para la Navidad: los pequeños burgueses sentarán a su mesa a un pobre en la cena de nochebuena. Y para ayudar a convencer, también tendrán la oportunidad de invitar a un famoso a su mesa. Todo ello patrocinado por el fabricante de ollas Cocinex.

Plácido (Cassen) es un hombre de extracción obrera que ha decidido independizarse como autónomo y se ha comprado una motocarro, vehículo hoy casi desaparecido pero muy habitual en aquellas fechas. El futuro yerno de la presidenta de las damas, un tal Gabino Quintanilla (José Luis López Vázquez) es el encargado de la logística del evento y contrata a Plácido y su motocarro para encabezar la cabalgata que, pomposamente, irá circulando por las estrechas y mal empedradas calles de la ciudad dejando en cada domicilio a su pobre y a su artista.

Plácido debe pagar la primera letra de cambio por la compra de la motocarro y apenas tiene el dinero para el abono de la deuda.

Berlanga y Azcona no meten el dedo en la llaga: meten una lanza flamígera contra la hipocresía y el fariseísmo de una sociedad que se cuida más de las apariencias y de satisfacer su ego que de preocuparse por el prójimo.

El guión, excelente, cuida hasta el menor de los detalles todos los personajes que deambularán por la pantalla ofreciendo un verdadero fresco de la sociedad española: los ricos petulantes admitiendo a su mesa a un pobre, no vaya a ser que sus congéneres les miren por encima del hombro; asisten a la subasta de artistas pujando por encima de sus posibilidades. Plácido está más preocupado por conseguir el dinero para pagar su letra (¿qué hay de lo mío?) y evitarse unos gastos notariales del protesto, mientras Gabino Quintanilla se nos muestra como "el hijo de papá" bueno para nada, inútil por naturaleza, con una novia que flirtea con un actorzuelo de tercera.

Hay escenas memorables en el guión: tantas, que sería prolijo acotarlas, amén de innecesario e imprudente por si alguien todavía no ha visto esta joya de la cinematografía española.

Baste apuntar sólo dos: en la vergonzosa subasta de artistas (tratados como ganado) la estrella es una actriz cuya última gran película ha sido, precisamente, la primera.

Y cuando el pobre invitado a regañadientes por "esa familia republicana" sufre un patatús, descubierta que ha sido su relación con otra pobre, sin estar casados, acaba celebrando matrimonio forzado (con la presidenta de las damas moviéndole la cabeza para que asienta) a fin de evitarle, ¡pobre! que vaya al infierno por haber vivido en pecado.

El guión, como digo, es sobresaliente, cruzándose los diálogos a una velocidad de vértigo, manteniendo diversas líneas argumentales que se solapan las unas a las otras en una forma muy española de conducirse, un verdadero galimatías, un laberinto de personalidades e intereses diversos que en manos de otro que no fuera Berlanga hubiera acabado en un producto deleznable.

Pero Berlanga inventa el plano secuencia manteniendo la cámara aparentemente quieta mientras diferentes personajes se mueven, interrelacionan y accionan sin parar en una pantalla que parece no ser capaz de albergar tanta gente; Berlanga contaría años más tarde que, cuando acudió a Los Angeles como candidato al Oscar a la mejor película extranjera, se sorprendió al comprobar el inusitado interés que su película había despertado en una serie de directores, el más joven de los cuales era Billy Wilder: todos habían escudriñado más que visto la película, y todos querían preguntarle cómo había resuelto muchas de las secuencias.

La labor de Berlanga como director es sobresaliente por la técnica cinematográfica pero no hay que olvidar su talentoso trabajo como director de actores, ya que esa forma de rodar con tantos personajes, lo que más tarde la crítica más afamada acuñaría como "coral", es modélica: requiere una enorme precisión y cuidado y, por descontado, el elenco ha de estar a la altura, porque un fallo daría al traste con toda una secuencia. El conjunto de actores con los que contó Berlanga forma parte de la historia de los intérpretes españoles; no hay más que dar un vistazo aquí para quedarse alucinado al repasar tantos nombres conocidos, pero es repasar la película una y otra vez y quedarse pasmado al comprobar la enorme calidad de todos los intervinientes, aun en los más pequeños papeles.

La capacidad de riesgo de Berlanga asombra tanto al elegir como protagonista a un comediante que nunca antes había actuado en una película, Cassen (Calixto Sendra) como al presentar a la censura este cuento navideño: aun ahora sorprende que la película superara todos los obstáculos e incluso llegara a representar a España en la ceremonia de los Oscar, porque la crítica a la sociedad es feroz: no dejan títere con cabeza, sin compasión alguna; no es desde luego una película divertida; en pocas ocasiones se ha podido ver en el cine tanta amargura, tanta falsedad al descubierto, mostrando la crueldad de la pobreza miserable frente a una hipocresía ricachona que se complace por un día, en vísperas de la Navidad, a pavonearse mientras simula que ejerce una caridad muy mal entendida.

No deja de ser curioso que durante muchísimos años las televisiones españolas han ofrecido por estas fechas la película de Frank Capra Que bello es vivir, y nunca, nunca, han ofrecido una oportuna y muy recomendable revisión de Plácido, esa obra maestra del cine español que, por si hubiera alguna duda, acaba con un villancico esclarecedor:



Absolutamente imprescindible para el cinéfilo que no la conozca y más que recomendable una revisión para el que algún dia lejano la vio, porque es de las películas que hay que ver por lo menos, una vez al año: Feliz Navidad.


Leer más...

dimecres, 23 de desembre del 2009

MM 32 Who Framed Roger Rabbit



Jessica Rabbit canta con la voz de Amy Irving la famosísima canción "Why don't you do right" del compositor Joe McCoy caldeando el ambiente de la sala y dejando literalmente boquiabierto a Bob Hoskins en la película del año 1988 Who Framed Roger Rabbit



¿Quién dice que los dibujitos son sólo para niños?



Leer más...

dilluns, 21 de desembre del 2009

Una mirada a Hollywood




En la industria cinematográfica estadounidense ha habido siempre cineastas que han nadado contra corriente o, para ser más exactos, en su propio canal, sin que esa palabra signifique un encasillamiento ni una línea recta que pueda prever cual será su próximo paso, independiente siempre, como si el nadador, despreciando las reglas de la piscina, avance en un camino propio cruzando imaginarias fronteras reglamentarias para disgusto del dueño de la pileta que tiene que tragar sapos al comprobar cómo una y otra vez, el díscolo suscita admiración por su labor.

Hay que tener redaños para usar los fondos económicos con la intención de poner en la picota a quien paga el gasto: no es muy frecuente, pero de vez en cuando aparece una película que, como diría el castizo, se cisca en la propia industria cinematográfica que le provee de los medios para expresarse. Que además lo haga con la gracia y virtud suficientes para conseguir buenas críticas y excelentes resultados económicos, ya es cuestión al alcance de pocos.

Billy Wilder lo hizo en 1950 y cuarenta y dos años después un ya sexagenario Robert Altman emergió de las pro
celosas aguas televisivas donde se vio desterrado por su endemoniado carácter independiente con una película basada en una novela de cierto éxito escrita por Michael Tolkin, quien se ocupó de guionizar para la pantalla grande una historia cinéfila que se tituló en España El Juego de Hollywood (The Player, 1992)

El título original inglés
tiene una ambivalencia de la que carece su traslación al castellano, porque "player" puede significar lo mismo "jugador" (en cualquier deporte, pero no en juego de azar, que sería "gambler") y "actor", es decir, el que representa un determinado papel.

The Player es, fundamentalmente, una película que gira vertiginosamente alrededor de la figura de Griffin Mill, incorporado de forma excepcional por un Tim Robbins en estado de gracia, porque a pesar de la merecida fama de Altman de crear películas corales y de la asistencia de una galaxia de estrellas del cine que
aparecerán en pantalla, toda la atención de Altman se centra en la figura de ese Griffin Mill, icono y prototipo del ejecutivo de la industria del cine.

Con un inicio deslumbrante que pudimos disfrutar el viernes pasado, Altman sienta las bases de una trama que consigue atrapar la atención del espectador mientras desgrana sin piedad ni compasión la cotidiana vida de un gran estudio de la industria cinematográfica.

No veremos ni por asomo la parte artística: únicamente las oficinas donde se toman las decisiones; Griffin Mill se encarga de entrevistarse con los guionistas que le explican sus ideas para un nuevo guión. Mill es el cedazo que filtra las ideas, a razón de más de cien entrevistas al día, casi cincuenta mil historias al año escuchadas en apenas dos minutos y medio, tiempo del que disponen los guionistas para captar su atención.

En ese arranque veremos como Mill escucha la proposición de un guión que va a llamarse El Graduado II, quedando perplejo. Resulta curioso comprobar que Altman o bien se anticipó o bien disponía de muy buena información, porque ese ficticio guión acabó en la pantalla en 2005.

Como es natural, Mill concita en su persona toda clase de odios ya que ni los guionistas rechazados ni los actores desdeñados sienten por su figura ninguna simpatía. Ello va en el sueldo, hasta que empieza a recibir postales anónimas en las que se le amenaza: hay un escritor que se la tiene jurada y eso lo vemos ya en el minuto ocho de la película. Una amenaza que desembocará en una tragedia, una muerte accidental que no impedirá que las postales y mensajes amenazantes prosigan.

El guión de Tolkin mezcla sabiamente la intriga policíaca y de misterio con el medio en que se desarrolla; el espectador recibe la misma información que el protagonista y ello, muy bien tratado por Altman, hace que nos identifiquemos con ese Mill que movido por su ambición ejecuta sus movimientos en la industria del cine pensando en primer lugar en conservar su sillón de productor ejecutivo.

Altman retrata con detalle el mundo del negocio cinematográfico, más atento a los resultados en taquilla que a la calidad intrínseca del producto que se les ofrece, mientras seguimos las andanzas de ese Mill con pocos escrúpulos, mentiroso profesional más atento a sus intereses, una personalidad compleja bien retratada por una cámara inteligente que se emplaza siempre donde mejor sirve al buen entendimiento de la trama, demostrando Altman que conoce los recursos de la gramática cinematográfica más eficaz, contando con la especial colaboración de Geraldine Peroni en la moviola para llevarnos en volandas de un lado a otro siguiendo a Mill, al que observamos, mirones al fin y al cabo, en todo momento.

Desde el primer segundo nos hallamos en la conciencia que asistimos a una fabulación -la claqueta así lo indica- y esa situación permite a Altman cargar a conciencia contra el ambiente hollywoodiense; da que pensar que ésta sea quizá la película con más cameos en su haber, como puede comprobarse dando un vistazo aquí y esa circunstancia da marchamo de veracidad a lo que se nos cuenta entre bambalinas, porque uno llega a preguntarse:¿si todo esto no fuera así, iban a sacar el careto toda esa gente?

Entre bromas, Altman no deja títere con cabeza y la historia se cierra canónicamente como una pescadilla que se muerde la cola enlazando final con inicio dejando una sensación de asombro que, meditada, permitirá entender la existencia de no pocos productos infumables en las pantallas actuales, tomando Altman y su acólito Tolkin la figura de unos visionarios que explican la realidad de su época y también de la actual con todo lujo de detalles: resulta necesario revisar la obra varias veces para poder observar el centenar largo de guiños que el pícaro Altman planta en pantalla en una mirada que tiene menos de amable que de vitriólica.

La película, con una duración de poco más de dos horas, pasa en un suspiro gracias al buen pulso de Altman que mantiene el ritmo de la ilusión y la intriga más allá del final, y si un defecto puede achacársele es el poco cuidado del resto de los personajes, descansando todo el peso de la acción en Griffin Mill; se encuentra a faltar un perfil menos superficial en muchos de los caracteres que conforman toda la fauna de ejecutivos de la industria del cine, aunque sus frases, acertadas y en ocasiones irónicas, no dejan duda alguna de la intención de la película, pero tan sólo Mill concitará el interés del espectador, pesada carga que Robbins soporta con máxima entereza; aunque los dimes y diretes, las envidias y maniobras del entorno quedan bien trazados y son significativos de una manera de entender el cine, un poco más de aliento personal hubiera conseguido para esta obra de un viejo que en otro campo hubiera recibido la carta de jubilación la consideración de obra maestra que se le escapa entre los dedos a pesar de constituir un brillante ejercicio de cinematografía en estado puro, un sentimiento de autocrítica generalizado que concluye de forma magnífica en un final feliz insultante.

Indispensable verla en versión original y en lujoso formato panorámico: huyan de malas copias en formato televisivo: esto es cine, amigos. Y del bueno.



Leer más...

divendres, 18 de desembre del 2009

TC (3) The Player




No era mi intención volver a presentar unos títulos de crédito tan pronto. Sin embargo, al repasar la película de Robert Altman rodada en 1992 y titulada en inglés The Player (traducida al castellano como El Juego de Hollywood), he comprobado, con calma, que sus títulos de crédito iniciales bien valen un avance. Así que, por favor, véanlos primero, y luego los comentamos....




Con calma, eso sí, porque en esos ocho minutos escasos el afamado Director logra establecer un récord de información:

En una sola secuencia con una duración de casi ocho minutos (vale, hay un momento en que parece haber un corte; pero no importa, pues no afecta a la planificación)Altman nos introduce de forma magistral en todo aquello que desarrollará en su película, mientras presenta los créditos de los intervinientes en su obra.

De entrada, sabemos que asistimos a un rodaje, al ver la claqueta inicial.

También, que el Director se entusiasma con las secuencias largas, abominando del montaje sincopado tan moderno.

Además, nos presenta una forma de entender el mundo de los estudios cinematográficos: ¿se han fijado en el detalle que todas las mujeres ofrecen un aspecto cuidado, elegante y llevan falda?

Nos enseña la dependencia de los estudios con los bancos y con los inversionistas japoneses, en concreto con la Sony, con una cierta crítica.

Y nos adelanta cual es el trabajo del que va a ser protagonista y nos planta el mcguffin bien clarito.

Unos títulos de crédito que me han parecido impresionantes por la calidad de la planificación pensada por el viejo Altman, con toda la intención de impresionar al espectador y meterlo en la historia que va a contar.

Del resto, es decir, del largometraje en sí, hablaremos, si les parece, el lunes próximo.

Buen fin de semana.





Leer más...

dimecres, 16 de desembre del 2009

El padre de Bambi






Ayer se cumplieron cuarenta y tres años del fallecimiento de uno de esos hombres que, surgidos de la nada, alcanzó la cima es su profesión, ligada íntimamente al cine.

Con una biografía que no ha hecho más que crecer desde su fallecimiento, alimentando desde hace años ya toda clase de rumorología, la figura de Walt Disney permanece a los ojos de cualquier cinéfilo como mítica, al lado de los más grandes del Séptimo Arte.

Dejando de lado cuestiones tan bizantinas como su ascendencia originaria del almeriense pueblo de Mojácar, su supuesta criogenización y sus relaciones más o menos interesadas y confusas con Mr. Hoover y la tristemente célebre caza de brujas del Comité de Actividades Antiamericanas, lo cierto es que nadie con un mínimo de información puede negar que Walt Disney ocupa un lugar de honor en el Cine y particularmente en el cine de animación, con una evolución constante en la técnica que nos ha procurado a todos momentos de diversión, entretenimiento, risas y lágrimas.

No es desde luego un bloc de notas como éste el lugar más idóneo para presentar novedades respecto a la figura de Disney, pero sí se puede recordar al personaje insertando algunos de sus cortos más aclamados en los primeros años de una carrera de dimensiones inalcanzables para cualquier otro cineasta.

Estos fueron los tres primeros premios Oscar conseguidos por Disney:


Árboles y Flores (1932)


Los Tres Cerditos (1933)


La Tortuga y la Liebre (1934)


Un buen inicio para alguien que produjo más de quinientas piezas para el cine, creando historias originales y adaptando clásicos de la literatura, consiguiendo muchísimos galardones y levantando de la nada un imperio que factura millones de dólares al año, aunque quizá la calidad de sus productos haya ido mermando en talento intrínseco con el paso del tiempo.

No estoy muy seguro que Walt Disney aprobara aventuras como la que ya se anuncia para el año que viene: El Aprendiz de Brujo


¿O sí?




Leer más...

dilluns, 14 de desembre del 2009

Francisco Tárrega





Mañana, día quince de diciembre, se cumplirán cien años del fallecimiento del que seguramente es el responsable de la aparición de la llamada guitarra española en las salas de conciertos más clásicas del mundo entero.

Francisco de Asís Tárrega Eixea, nacido en Villarreal, provincia española de Castellón, falleció en Barcelona, donde vivía desde 1885, contando tan sólo con 57 años de edad, dejando tras de sí una importantísima labor de promoción de la guitarra, ya como perfecto instrumentista (se le conoció como el Sarasate de la guitarra) ya en su vertiente de compositor de piezas originales y adaptador de piezas clásicas de otros autores, entre ellos Bach, Mozart, Beethoven, Verdi y Tschaikowski, por citar sólo algunos.

Cabría esperar que el inefable Ministerio de Cultura de España tuviera a bien conmemorar como se debe la efeméride, aunque albergo mis dudas al respecto; como sea, por lo menos le quedará a Tárrega el consuelo que mañana, como cada día, sonará en todo el mundo una música suya, según dicen la más reproducida en el planeta, ya que una casa de teléfonos se ha apropiado -gratis, claro- de una de sus melodías: Esta

Si Nokia tuviera que pagar por la melodía, Francisco Tárrega sería millonario. Cosas que pasan.

Por cierto: si alguien quiere incorporar a su teléfono móvil alguna composición de Francisco Tárrega, aquí encontrará donde escoger gratuitamente las que más le gusten.

Naturalmente, la música de Tárrega se disfruta mejor tocada en su instrumento, la guitarra. Veamos algunos ejemplos:

Tango - Narciso Yepes


Las dos hermanitas - Pepe Romero


Estudio en La Mayor - Julian Bream


María (gavota) - Rick Graham


Lágrima - Vabejas


Capricho Árabe - Andres Segovia


¿Han escuchado con atención ese Capricho Árabe? ¿Sí?

¿Qué les parece entonces esto?


Shakira - Hay amores


No sé si realmente la escribió Shakira, la canción, o sólo la letra...

(Mi abuelo Cristóbal, que estudió guitarra con Tárrega, aseguraba que se cogía antes a un mentiroso que a un cojo...)






Leer más...

divendres, 11 de desembre del 2009

G.A. (5)



Según contaba él mismo en su última entrevista del año 1999, uno antes de su defunción, Vittorio Gassman, nacido cerca de Génova en 1922, cuando era un niño sentía la vocación de ser escritor.

Su madre le convenció para acudir a una academia de teatro y allí el joven Vittorio descubrió la que sería su pasión, su vida, su verdadero amor.

Dotado de una figura imponente, atlético, musculado y mucho más alto que el resto de sus compañeros de la Comedia del Arte, Vittorio pronto despuntó como actor principal: no podía pasar desapercibido por su estatura y menos aun por su portentosa voz y el innato dominio que de la misma tenía, aplicándose además en superarse día tras día, en un afán perfeccionista que acabó impulsándole a crear una muy prestigiosa academia para actores.

De hecho, Vittorio Gassman siempre se consideró a sí mismo como actor de teatro, asegurando que sus facciones angulosas y duras no le permitían triunfar en el cine, contemplando sus muchas incursiones cinematográficas como medio para recolectar fondos cuyo destino era el teatro.

Su versatilidad y capacidad de incorporar toda clase de caracteres es ya legendaria y puedo dar fe que su presencia en un escenario imponía, pues tuve la gran suerte de asistir a unos monólogos que representó en el Teatre Grec de Barcelona hace ya muchos años.

De dicha versatilidad queda por suerte constancia cinematográfica, ya que con su amigo Dino Risi como director participó en la película I Mostri de la que, como prueba de la valía del que seguramente fue el mejor actor italiano del pasado siglo, pueden disfrutarse algunos de los fragmentos, narraciones cortas independientes que conforman un fresco de la Italia de aquella lejana época.

He elegido -tras muchas dudas- cuatro de ellos, en los que se puede observar tanto la depurada técnica vocal de Gassman como la exhibición del superlativo control corporal y del gesto: fíjense especialmente en manos y pies.


I Mostri - La Musa


I Mostri - La Raccomandazione


I Mostri - I Due Orfanelli


I Mostri - Il Testamento di Francesco


Once años más tarde, Gassman, de nuevo bajo las órdenes de Risi, dió un verdadero recital en :
Profumo di donna





Leer más...

dimecres, 9 de desembre del 2009

Maerose








Maerose es la hija mayor de Dominic que, a su vez, es el hijo mayor de Don Corrado, venerable anciano quien hace muchos años, cuando su asesor personal Angelo le presentó a su primogénito, Charley, ante el súbito fallecimiento de la madre, no dudó en asegurar a su fiel amigo:

"No te preocupes, Angelo: ya que tu hijo no podrá tener una madre, va a tener dos padres, porque yo seré para él como un padre"


Nadie se atrevió jamás a dudar de la palabra de honor de Don Corrado.

Y si lo hubo, no tuvo tiempo para contarlo.

Maerose y Charley crecieron juntos en el barrio de Brooklyn, jugando, estudiando y compartiendo muchas horas. Cuando Charley alcanzó su mayoría de edad, en una solemne ceremonia fue recibido con todos los honores como miembro de la familia de su amiga de la infancia, mezclando su sangre con el abuelo de Maerose, Don Corrado Prizzi: Charley pasó a ser uno de los capitanes del ejército de mafiosos y su compromiso con Maerose llenó de orgullo y satisfacción a todos los Prizzi.

Charley un buen día tonteó con una fulana de buen ver y Maerose pilló un cabreo de muy padre y señor mío y se largó con un camarero a México a pasar unos días, abandonando a su prometido y manchando El Honor de los Prizzi (Prizzi's Honor, 1985) y desd
e entonces no puede pisar Brooklyn porque su padre le ha puesto el veto, avergonzado por su conducta y odiando a Charley en secreto.

Con estos mimbres y un buen guión escrito por Richard Condon y Janet Roach sobre la novela homónima del primero, que ya había triunfado anteriormente con The Manchurian Candidate, el veteranísimo director John Huston rodó después de muchos tropiezos y dudas en el reparto la que a la postre sería su penúltima película como director, volviendo al género del cine de gánsteres cuyos perfiles ayudó a cimentar en sus inicios más de cuarenta años antes.

No dejan de sorprenderme algunas opiniones que surgieron en la fecha de s
u estreno, un ya lejano 1985 (en España, 1986), que apoyadas en la preexistencia de las dos primeras partes de The Godfather buscaban con ahínco las similitudes en el tratamiento del mundo de la mafia neoyorquina para minusvalorar las evidentes facultades cinematográficas del maestro Huston que entremezcla sabiamente contenidos de humor negro, intriga y drama en una película que con un evidente tono paródico retrata el submundo de los gánsteres aposentados en Brooklyn desde toda una eternidad, estructura piramidal encabezada por un Don Corrado cadavérico, astuto e implacable que tiene en su ahijado Charley al obediente ejecutor de sus órdenes.

Charley es un asesino profesional que no conoce el remordimiento; desde el asunto de su ruptura con Maerose se siente muy solo; en la boda de Theresa, la menor de las hijas de Dominic, Charley se enamora súbitamente y de forma irracional (aunque comprensible) de una invitada, una mujer polaca que atiende por el nombre de Irene Walker, emprendiendo una aventura amorosa absurda y descabezada, muy propia de Charley, que resulta ser un perfecto estúpido: Irene es una asesina a sueldo contratada por los Prizzi para "un trabajito" y además hará alguna que otra cosa que dejaremos en el tintero.

Huston sabe dar a cada momento su tiempo ajustado a la acción demostrando que para él la técnica cinematográfica no tenía secretos; apoyándose en la estupenda labor de cámara de Andrzej Bartkowiak y pensando en la mesa de montaje de los excelentes Rudi Fehr y Kaja Fehr (padre e hija, ambos nominados al Oscar), construye una película de dos horas de metraje en la que se alternan distintos géneros sin ofrecer ruptura alguna, pasando de la calmada tensión a las escenas de trepidante acción, moviendo la cámara con soltura y emplazándola donde mejor capta la escena, insertando planos detalle explicativos y siempre sirviendo unas muy buenas líneas de diálogos que van perfilando poco a poco los personajes que vemos deambular por la pantalla con unas intenciones ambiguamente siniestras y ocultas a los demás personajes pero siempre claras para el espectador, al cabo de la calle de todo cuanto ocurre, un paso por delante del abotargado Charley que se nutre intelectualmente a base de revistas de fin de semana.

Algunos pretendieron hallar bajones y faltas de ritmo en la trama, obcecados por la moda de presentar las historias de gánsteres como una sucesión interminable de tiros, atracos y muertes. Muy al contrario, el acercamiento de Huston al mundo mafioso lo revela de forma muy natural, desmitificándolo al presentar una serie de calamidades que la mala cabeza de algunos provocan, obligando a tomar decisiones del más puro y rancio abolengo mafioso, arreglando sus problemas a base de muertes; por negocios, eso sí: los matan, pero sólo por negocios. Incluyendo entre dichos negocios algún que otro interés personal y emocional, quizá buscando una reinserción social, una vuelta a la manada de lobos.

Los mafiosos de Huston, esos Prizzi, no tienen nada especial; en todo caso, son todos bastante simples; incluso diríamos que son una pandilla de horteras; hasta el más ilustrado de todos, Eduardo, que es quien en su condición de abogado de la familia mueve los hilos legales para blanquear su dinero turbio, no es mucho más que un cuarentón toca culos con un bolsillo repleto de dólares que se mueve pensando en cifras antes que en personas. Toda una fauna encabezada por el anciano Don Corrado que con muy buenas palabras ordena y manda mientras sonríe siniestramente.

Incluso a su nieta preferida, Maerose:

"Eres como yo, Maerose: no tenemos piedad; qué lástima que no hayas sido un chico... ahora toma una galletita y ¡cállate!..."

Y es verdad: Maerose es como el abuelo: calculadora, vengativa, paciente. Muy paciente.

Huston, a punto de cumplir los ochenta años, vierte toda su sabiduría en una película en apariencia menor; sin embargo, obtuvo ocho nominaciones a los Oscar, de las cuales sólo una de las consideradas menores, la de vestuario (Donfeld, muy bueno su trabajo) y el resto de importancia, como puede verse aquí.

Su buena forma de dirigir a los intérpretes consiguió para su hija Anjelica Huston el Oscar a la mejor secundaria, como ya había conseguido muchos años antes igual galardón para su padre, Walter Huston en El Tesoro de Sierra Madre.

En esta ocasión le fue denegada la estatuilla a John Huston; da que pensar que en las circunstancias personales del Director los académicos metieran también como nominado al maestro Kurosawa por la excelente Ran y acabaran dejando a ambos boquiabiertos al entregar el oro a la empalagosa e insufrible Memorias de África, como puede verse aquí.

¡Con lo bien que hubiera quedado el reconocimiento a padre e hija Huston! En fin...

Como decía, la labor de Huston como director de intérpretes es excelente: la pareja protagonista realiza un trabajo notable: Kathleen Turner desprende erotismo por cada poro de su piel y nos desconcertará con su forma de entender "los negocios" y forzosamente deberemos convenir que Jack Nicholson sin sus acostumbrados tics histriónicos reproduce muy fielmente ese personaje estúpido y peligroso que su entonces suegro le encomendó; se dice que Huston, antes de cada toma, le recordaba a Jack: ¡Charley es estúpido!¡Acuérdate!

Y realmente, uno está viendo a Jack en pantalla y no puede menos que pensar: ¡pero este tío es idiota!

Del cuidado de Huston para con el elenco dan fe las buenísimas interpretaciones de todos los secundarios, entre los que sobresale también William Hickey que injustamente en mi opinión perdió el Oscar frente a Don Ameche, porque su representación de Don Corrado es de las que dejan huella: recuerdo haber salido de la sala de estreno impresionado por su labor y en la reciente revisión tal asombro no ha hecho más que crecer: roba todas las escenas en que sale sin aparente esfuerzo. Acojona, el tío.

Nada pues más alejado que la mitificación del mundo mafioso emprendida por Coppola en su referenciada obra magna: Huston sabía perfectamente lo que tenía entre manos y, como máximo responsable del resultado final, no queda más que agradecerle su labor, pudiendo considerarse esta película como su testamento cinematográfico, su rúbrica como autor que tanto hizo en su larga y fecunda carrera por el cine negro.

Indispensable para cualquier cinéfilo que, consecuente con su afición, procurará verla en versión original.

Y mucho cuidado al comprar el dvd, porque a mí me la dieron con queso: una edición en lamentable formato 4:3. Una vergüenza. Ojo al dato.

Aperitivo





Leer más...

dilluns, 7 de desembre del 2009

ESD 19 Ben-Hur (1959)




Once minutos gloriosos sin apenas diálogos.

Once minutos que valen un imperio de premios recibidos por un largometraje que ha ostentado durante décadas el récord de premios Oscar recibidos.

Once minutos espectaculares que son el fruto de cinco semanas de rodaje, amén de cuatro meses de entrenamiento de unos intérpretes de cuatro patas que no fallaron.

Once minutos de máximo peligro para los intérpretes humanos, de los cuales tan sólo Charlton Heston se había preparado concienzudamente asistiendo a "entrenamientos libres" como conductor de una cuádriga.

Once minutos que se confiaron al ayudante de dirección Andrew Marton quien, a su vez, requirió la asistencia del especialista Yakima Canutt, ya retirado, que no supo resistirse a la llamada. Además, su hijo, Joe Canutt, dobló a Heston en el momento más peligroso de los once minutos: se hizo daño y de paso se cargó una de las únicas tres cámaras de 65 milímetros que en todo el mundo existían en aquel momento.

Once minutos en los que 15.000 extras aparecen soportando un sol de justicia que impedía que los caballos dieran más de seis vueltas al perímetro al día, extenuados por la carrera.

Once minutos repletos de primeros planos, travellings, una profusión magnífica de tomas estudiadas al detalle para conseguir un resultado inigualable: una lucha a muerte entre dos personajes que representan mundos distintos.

Once minutos de BEN-HUR que se pueden disfrutar en formato panorámico amplio o más reducido, según el monitor de cada quien:

Parte 1 Panorámica


Parte 2 Panorámica


Parte 1 640x505


Parte 2 640x505


Muchos años después, en una lejana galaxia donde el cine se hacía con muñequitos y ordenadores, cuando el cine tendía a parecerse cada vez a un video juego, apareció una lamentabilísima imitación que, si el lector tiene estómago, puede ver, si se atreve, también en dos formatos:

Muñequitos panorámicos


Muñequitos 640x505





Leer más...

divendres, 4 de desembre del 2009

Secundarios de Lujo (19)





Hoy me siento especialmente honrado de traer a esta sección a una Dama; no por el tratamiento aristocrático que le fue conferido si no, precisamente, por la virtud que originó tal nombramiento.

Margaret Natalie Smith, Maggie Smith para los amigos, es probablemente una de las mejores actrices británicas del siglo XX y por suerte para nosotros, cinéfilos, sigue en activo, a una edad que me reservaré el derecho de no mencionar, tratándose de una Dama de tanta alcurnia, un verdadero lujo para cualquier reparto.

Se puede asegurar que cualquier director admitiría a Maggie Smith en su elenco sin la más mínima duda, porque esta fabulosa actriz a lo largo de una extensa carrera cinematográfica y teatral ha sabido demostrar una versatilidad y una eficacia interpretativa sin parangón.

Su técnica, sublime, suele pasar desapercibida, precisamente, por la gloriosa naturalidad y autenticidad que imprime a todos sus personajes, sean de la ralea que sean. Ello, que para los amantes de las buenas interpretaciones es distintivo de enorme talento, para quien no suele reparar en dicho aspecto produce la sensación de una labor poco apreciable.

Una grandísima actriz que nunca ha desdeñado aparecer en papeles netamente secundarios, haciendo bueno aquello de que no hay papeles pequeños si no intérpretes incapaces de desarrollarlos.

Claro que también ha sido capaz de desarrollar caracteres de protagonista, por suerte para nosotros, cinéfilos, sobre todo, cuando era bastante más joven que hoy en día.

Así, queda en el recuerdo su interpretación de Desdémona dando réplica al amigo Larry en la que, dicen, sigue siendo la mejor versión de Othello


Eso fue en 1965, ayer, como quien dice, para Maggie, que, al cabo de cuatro años, en 1969, conseguía que los académicos hollywoodienses se rindieran a sus pies por su fantástica labor como protagonista en la película The prime Of Miss Jean Brodie


Poco después, en 1972, Maggie, con una belleza sustentada en las bellas proporciones de su osamenta facial, se avejentaba por momentos, sin miedo, para encontrarse con un viejo conocido nuestro, al servicio ambos de George Cukor, en Travels with My Aunt


Como es natural, semejante categoría de actriz ha podido con el paso del tiempo y Maggie, como otras grandes actrices, no ha conocido el típico parón que se suele producir entre las más bellas -e ineficaces- a partir de la temida cuarentena.

Así, en 1978 se convierte en una secretaria - compañera de una gruñona Bette Davis en Death on the Nile


El mismo año realiza de nuevo una espectacular como secundaria en la película "coral" basada en una pieza de Neil Simon, acompañada de Michael Caine : California Suite


En 1981 se une a una nueva versión de una pieza detectivesca de Agatha Christie, que todavía no he visto, completando un elenco de esos de lujo que se prodigaron hace tiempo; la vemos como dueña del hotel en Evil Under The Sun


Veinte años después, en 2001, el gran Altman la reclamó para que interviniera brevemente en Gosford Park


Si además consideramos que ha trabajado en teatro y televisión, podemos decir sin temor que esta Dama de la escena ha sido pródiga con nosotros, porque, desde luego, ocasiones para disfrutar de su inigualable arte no nos faltan.

Y que sea por muchos años más.

Claro que después de tantos premios y galardones, igual se decide a descansar un poco.




Leer más...

dimecres, 2 de desembre del 2009

TC (2) Lolita





No sé porqué, pero me da la sensación que en este apartado dedicado a recordar esos minutos de la película en que aparecen los créditos (normalmente al inicio de la película) van a tener cabida algunos ejemplares que habrán pasado desapercibidos. El de hoy, por ejemplo, confieso que no lo recordaba con la intencionalidad que ahora me parece entrever y el buscarlo y hallarlo ha sido una feliz coincidencia. Porque no todos los títulos de crédito deben ser ruidosos, enérgicos, movidos o musicales. Stanley Kubrick, bastante antes de su decadencia (no me tiren piedras que les veo) supo anunciar de forma muy sutil la historia que nos iba a presentar con gran delicadeza y sensualidad y, porque no, bastante fetichismo, sobre todo teniendo en cuenta el año: 1962. ¿No les parece?
Leer más...
Print Friendly and PDF
Aunque el artículo sea antiguo, puedes dejar tu opinión: se reciben y se leen todas.