Constantinopla y Madagascar
Nueva York, arrancando el año 1940.
Un investigador de una compañía de seguros es la estrella de la empresa: acaba de encontrar un cuadro pintado por Picasso, que había sido robado:
"Me ha sido difícil: yo debía encontrar el retrato de una mujer tocando la guitarra pero todo lo que veía eran cubos; he tardado dos horas en encontrar la nariz."
Humor: sarcástico, mordaz, cínico. Humor que sirve para atacar y para defenderse.
Una trama detectivesca que rinde homenaje a los grandes clásicos del cine negro, con guiños evidentes (Perdición, El Sueño Eterno), que amplía su registro progresivamente mostrando una relaciones dentro de la empresa que apuntan a El Apartamento, para acabar en una abierta guerra de sexos que remite directamente a las alocadas comedias de Howard Hawks.
En otras manos, el uso de esos antecedentes hubiera podido caer en lo previsible, pero Woody Allen es un cineasta que antes de fraile fue monaguillo y sabe escribir guiones repletos de frases ocurrentes que llevan en volandas a unos personajes que acaban resultando adorables.
El Woody Allen escritor demuestra conocer a fondo su tarea al pergeñar una trama de múltiples y variadas lecturas, una comedia que gozó de un presupuesto elevado -para lo que suelen ser las películas de Allen- que nos traslada a ese año 1940 en el que los investigadores usaban una raída gabardina y un sombrero que a C.W. Briggs (Woody Allen) le viene grande.
Briggs está un tanto desfasado; pertenece a una especie de investigador que se basa principalmente en su intuición, en el uso de su inteligencia para comprender al ladrón y así poder desenmascararlo. Sus métodos serán puestos en entredicho por la nueva gerente de la empresa, Betty Ann Fitzgerald (Helen Hunt) que no duda en tacharlo de dinosaurio.
La animadversión del uno contra el otro provocará no pocos roces con unas frases cáusticas, nada amables, ametralladas, en una lucha dialéctica atroz.
Por ello, cuando coinciden en una fiesta de aniversario de un compañero de trabajo, y son hipnotizados por el mago Voltan (David Ogden Stiers) y cómicamente les convierte en matrimonio, las risas están aseguradas.
En su película La Maldición del Escorpión de Jade (The Curse of the Jade Scorpion, 2001), Woody Allen demuestra ser un cinéfilo de categoría y un hábil manipulador que, como el hipnotizador Voltan, nos hará creer una cosa mientras nos relata otra.
La trama detectivesca fallece como intriga propiamente dicha pues de inmediato se nos muestran todos sus factores y el interés del espectador fascinado se alterna en averiguar como se resolverá un problema que alude al tema tan amado por Hitchcock como es el del falso culpable, al tiempo que, paralelamente, disfrutaremos con una guerra de sexos verdaderamente cruel, con invectivas de todo tipo, con momento de relajo amoroso y vuelta a empezar, en un sinfín que nos mantendrá en vilo.
Porque los diálogos son brillantes, ocurrentes y divertidos.
Briggs es un hombre ya mayor que no duda en perseguir tanto a los ladrones que le tienen preocupado cuanto a cualquier monumento con faldas que se le pone por delante, porque ¡ay! el amigo Allen se ha cuidado de proveerse de buena música, como siempre, pero también, muy especialmente, de verdaderos bombones que serán sujeto de sus frases de doble sentido.
Su odiada jefa-gerente Betty Ann ha sido colocada por el dueño de la empresa (hijo del añorado fundador), un tal Chris Maruder (Dan Aykroyd), con quien mantiene una relación extra matrimonial, ya que él todavía no está divorciado.
Briggs es un pobre diablo solitario, abandonado por su mujer, que sin complejo alguno intenta conquistar a todas las jovencitas que se le ponen a tiro, sin que se pueda decir que, pese a su ocurrente inventiva, la suerte le acompañe en sus esfuerzos.
La procacidad de los chispeantes diálogos nos hará sonreir de buena gana.
Pese a los reiterados homenajes cinéfilos, Allen dedica sus mayores esfuerzos a renovar de forma ácida e irreverente la clásica guerra de sexos, con uns réplicas y contra réplicas dichas con gracia por los actores a un ritmo endiablado, incluso en ocasiones permitiéndose Allen el uso elíptico de la ausencia de un personaje que está dialogando fuera de cámara dando la oportuna réplica, lo que confiere a la acción una mayor celeridad y otorga al personaje en plano preferente toda la atención del espectador.
La bellísima Charlize Theron, interpretando a la joven rica carente de prejuicios Laura Kensington (de los Kensington de toda la vida, cuyas joyas han volado), devoradora de hombres, será elemento crucial para que nuestro anti-héroe acabe conociendo la verdad de la intriga detectivesca y salga triunfante y vindicado como el mejor investigador de la compañía de seguros.
Resuelta la trama detectivesca, queda, todavía, en el ánimo del espectador, atender a la solución de la guerra de sexos, que Allen finaliza de forma harto sencilla pero amable, provocando una sonrisa de complicidad que nos hará comprobar que hemos asistido durante poco más de hora y media a una película sin otra pretensión que entretener apuntando ideas ya conocidas pero muy bien presentadas, otra vuelta de tuerca a los clásicos, sin caer en la parodia fácil ni en el indigesto plagio.
Allen siempre es Allen aun en el diverttimento. Yo gozo de las pelis de este hombre aun de las más flojas. Esta que comentas está en la línea de las que el maestro se saca de la manga y dice "Ale Hop¡" y de golpe te encuentras con un producto brillante, que en manos de otro hubiera sido nothing de nothing.
ResponElimina¿Qué tal ese finde? Vimos una peli que te aconsejo "Mil años de oración" de Wayne Wang. Es más que buena. Te gustará
Un abrazote
Me encantan los diálogos de La maldición del escorpión de jade, maravillosamente recitados por Woody Allen y Helen Hunt. Toda una gozada, así como ver a Charlize Theron haciendo de femme fatale
ResponEliminaDi que sí, Antonio: Allen siempre es Allen, sea gran o menor su obra y sí, tiene un cierto grado de mago que nos asombra con una sencillez que criticamos a veces, exigiendo un listón no siempre, supongo, apetecible por él mismo.
ResponEliminaMe la apunto: veo que asistes a estrenos puntualmente...
Un abrazo.
Esos diálogos, Alicia, marca de la casa, son perlas; no me atreví a resaltar ninguno, porque ya me veía metiendo un montón.
ResponEliminaLos actores están magníficos, y es verdad que la Teron se luce como secundaria, con una voluptuosa gestualidad que alguien debería aprovechar a fondo algún día.
Saludos.
"La maldición del etcétera" es una especie de vuelta de tuerca cinéfila de "Misterioso asesinato en Manhattan". Carece de la redondez de aquella (me temo que su ritmo es demasiado irregular), pero, a cambio, nos da una clase de nostalgia bien empleada a través de esos personajes tan Hawks que se disparan réplicas, contrarréplicas y antirréplicas sin bajar la guardia un segundo. Me encantan los nombres de los personajes (C.W. Briggs, Betty Ann Fitzgerald, Chris Magruder), las puyas que Allen les clava a la pareja de detectives, lo bien que le queda a la Theron el traje de "femme fatale"... Siempre pensé que Helen Hunt había nacido para hacer películas de Woody Allen, y me extraña que no hayan vuelto a trabajar juntos. La prefiero mil veces, en este tipo de personajes, a Scarlett... Saludos.
ResponEliminaYo creo que Allen quiso centrarse en la guerra de sexos, ya que las frases mejores están reservadas a ambos; lo que ocurre es que lo adorna con varias tramas paralelas, siendo la principal la del falso culpable.
ResponEliminaEn Misterioso... se mantiene la intriga de lo ocurrido, basándose también en otro mcguffin de Don Alfred, cual es la sustitución de identidades.
Lo de la Hunt es un misterio a resolver, porque, que yo recuerde, así de memoria, sólo ha trabajado con Allen en esa ocasión, cuando los intérpretes suelen repetir la experiencia.
Tampoco la compararía con la Scarlett, con una belleza más ... explosiva o sexy; a ella (la Scarlett, digo) la compararía con la Theron, que ya se comprueba que sí sabe dar unas buenas réplicas sin despeinarse...
Saludos.
Excelente producción, el reparto, música y contexto que presenta, hacen de esta película una historia donde se puede disfrutar de la hipnosis, un tema que no es muy común de ver en producciones de cine. Hoy en día por ejemplo el estreno de HBO, la serie El Hipnotizador, pero eso ya es otro tema. La Maldición del Escorpión de Jade, presenta una historia que te llevará de la mano en cada escena y que sin duda vale la pena ver.
ResponEliminaBienvenida, Yadira. Es cierto, esta comedia siempre es un reducto de placer al que acudir.
EliminaBesos.