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divendres, 11 de setembre del 2009

G.A. (3)



En esta sección dedicada a las grandes actuaciones no puede en modo alguno representar ninguna sorpresa que aparezca en ella el que, en mi humilde opinión, fue el más grande intérprete del siglo pasado.

El británico (no podía ser de otro lugar, está claro) Sir Laurence Olivier constituye, todavía hoy, un clarísimo caso de genialidad aplicada a una vocación, más que a una profesión.

Conocidísima su fama como actor shakesperiano en una Inglaterra provista de grandísimos actores, su cualificación como número uno de todos ellos no fue una cuestión de mercadotecnia, como podría muy bien ocurrir en nuestros días.

Sin ir más lejos, el también muy renombrado Sir Ralph Richardson, afirmaba sin ninguna falta modestia que la capacidad histriónica de Olivier estaba muy por encima de cualquiera de sus coetáneos.

Por ejemplo, su aclamada interpretación de Otelo, en la que se inventó un acento para dar más carácter al personaje creado por el Bardo, es alabada por Richardson asegurando que tan sólo Olivier era capaz de declamar el texto imprimiéndole una fuerza semejante, una capacidad de expresar un ánimo airado movido por el demonio de los celos

Resulta injusto considerar a Olivier tan solo (que ironía) como un modélico y excelentísimo intérprete de la obra shakesperiana.

Olivier trabajó mucho en el cine, por suerte para los amantes de las buenas interpretaciones. Desde que trabajó con Wyler en Cumbres Borrascosas, aprendió a domeñar sus instintos teatrales y nos ofreció más que remarcables inolvidables interpretaciones en películas de todo tipo.

Mi admiración por Olivier me llevaría a insertar muchísimos vídeos, pero me contentaré con uno solo, que demuestra que el gran Laurence Olivier albergaba una versatilidad inalcanzable para el resto de los humanos.

Es probable que los amigos lectores que además suelen dejar comentarios, hayan visto la película, pero sin duda pocos se acordarían de ella sin este recordatorio, porque su visión no es frecuente ni mucho menos en la televisión. Ahí la descubrí yo hace muchos años:

The entertainer


En mi opinión, cualquier escuela de interpretación debería tener una asignatura llamada, simplemente, Larry.




10 comentaris :

  1. No me queda la menor duda de lo que dices. Pero la escuela británica de interpretación está tan repleta de primeras figuras que uno no sabe donde poner el número uno.
    Te voy a contar una pequeña anécdota. Tuve de jefe durante un tiempo a un segundo cheff. Ambos cubríamos la hora más fuerte del mediodía. Cuando todo quedaba relajado el tipo lo mismo me recitaba un texto de Shakespeare, como imitaba al mayordomo de Upstair-Downnstair. En su tiempo libre el tipo formaba parte de un teatro de aficionados.
    Cuando veo una peli o una serie de TV española noto a los actores faltos de naturalidad, en ocasiones totalmente falsos y eso no ocurre en el mundo anglosajón, donde cada personaje, por secundario que sea, te resulta totalmente creíble.

    Lawrence Olivier es absolutamente genial porque los genes del teatro ya los tenía desde sus antepasados isabelinos y eso les pasa a la mayoría de sus colegas.
    En España lo bueno que podía haber quedado de los Lope o de los calderón lo defenestraron los cabrones que gritaban "vivan las caenas" y así nos ha ido.

    En fin, eso es lo que hay.
    Un abrazote

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  2. No recordaba esta escena o mejor dicho creo no haberla visto, pero no me sorprende, Sir Olivier era capaz de todo porque lo sabía hacer todo y muy bien.

    Una abraçada

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  3. Grandísimo actor, interpretaciones memorables. Si acaso, cierto amaneramiento suyo no me termina de convencer (recuerdo especialmente a ese Mahdi de "Khartoum"). Pero un grande, sin duda.
    Saludos.

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  4. No puedo menos que estar totalmente de acuerdo con todo lo que dices, Josep, aunque para las nuevas generaciones o como decía Tony Manero, Olivier tan sólo fuera "el que salía en un anuncio de la Kodak". El free cinema le sentó muy bien, demostrando que podía con todo. Muy grande, si señor.

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  5. Es que, aunque la experiencia y los medios en los que haya de actuar vaya mejorando al actor o perfeccionando sus métodos y registros, el que es buen actor, lo es, se ponga donde se ponga y haga lo que le toque hacer.

    Lawrence Olivier lo era y, quizás, seguramente, de los mejores, querido Josep, tienes toda la razón.

    Un beso.

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  6. No sé, Antonio, si es que los británicos lo llevan en la sangre, en los genes, o es que lo maman desde pequeños; también podría ser que allí a los mediocres los envíen a repartir postales. Pero está claro que su nivel es estratosférico y Larry es el Rey.

    Un abrazo.

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  7. Olivier era un actor muy concienzudo; tenía un enlace donde explica su concepción de ese Otelo, pero los de youtube se lo cargaron. Vale la pena; su forma de entender la interpretación era casi como una forma de vida, Alma.

    Una abraçada.

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  8. Ese Mahdi, 39escalones, me quedó grabado en la memoria al asistir al estreno de Khartoum en el abandonado cine Novedades, con pantalla super ancha: fue la primera interpretación de Olivier que vi en pantalla grande y tengo que repasarla para decidir si estoy o no de acuerdo con tu impresión, porque me fascinó, con su mirada profunda y sus dientes separados...

    Claro que yo era adolescente...

    Saludos.

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  9. Sí que es verdad, Alicia: le sentó muy bien colaborar con el cine británico de aquella época, demostrando de paso que sabía representar todo tipo de personajes.

    Saludos.

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  10. Quizás ahora, Susy, los buenos actores tienen que pechar con demasiados artilugios que enmascaran su labor; aunque aciertas cuando aseveras que el que es bueno, es bueno. Sí.

    Besos.

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