Secundarios de Lujo (16)
Hay un dicho, un refrán, una frase hecha, que viene a decir que no hay, en el mundo de los actores, papeles pequeños para los buenos actores.
Esta premisa se cumple con todos los que aparecen en esta sección, pero hay que remarcar que, en el caso de Karl Malden, cabe añadir la enorme versatilidad y diferencia de caracteres que, a lo largo de su vida representó para goce de nosotros, cinéfilos, de nuevo en luto a causa de la insaciable parca que decidió llevárselo hace pocos días, recién inaugurado este mes de julio.
Nacido en 1912 en el seno de una familia de inmigrantes asentados en los suburbios obreros de Chicago, Mladen George Sekulovich, de padre serbio y madre checa, no empezó a hablar inglés hasta que llegó a la guardería; de joven trabajó en las acererías que proveían la industria del automóvil hasta que, siguiendo su vocación por el teatro, acabó debutando en Broadway en 1937, donde atrajo la atención de Elia Kazan, iniciando una colaboración muy fructífera par ambos, representando piezas de los grandes autores de la época, Arthur Miller y Tennesse Williams.
De ahí a la gran pantalla el paso fue simple pero laborioso, adoptando pronto el nombre artístico de Karl Malden con el que ha pasado a la historia cinéfila.
Once años tardó Malden en ver su profesionalidad recompensada con el Oscar al mejor actor secundario por su representación de Mitch en
A Streetcar Named Desire (1951):
No deja de ser curioso que un actor tan sólido como Karl Malden, usualmente ocupado en papeles secundarios, tan sólo recibiera en toda su carrera una sola nominación más, de nuevo a las órdenes de Kazan, en
On the Waterfront (1954)
Malden demostró ser capaz de afrontar cualquier clase de tipo, alejándose del leve encasillamiento que observamos en otros grandes secundarios: gente de fiar, locos imprevisibles, pillos.
Baby Doll (1956)
Probablemente, la escasa fotogenia de su rostro, con esa nariz tan prominente y mal formada, le alejó de los protagonistas al uso, pero está clarísimo que el gran Karl Malden no desaprovechaba ni una sola de las líneas que le permitían lucirse, incluso en una película "infantil" fruto de la factoría Disney:
Pollyanna (1960)
Prueba irrefutable de su versatilidad, podemos verlo cantando y bailando en una de sus escasísimas incursiones en las facetas musicales de un personaje; sin destacar, pero sin hacer el ridículo, con Rosalind Russell y Natalie Wood en
Gypsy (1962)
A las órdenes de un antiguo actor, Paul Henreid, acompañando a la grandísima Bette Davis en una de sus últimas incursiones cinematográficas, en
Dead Ringer (1964)
No fueron muchos los westerns en los que participó, pero también dejó huella en el género, acompañando a Steve McQueen a las órdenes de Henry Hathaway, en
Nevada Smith (1966)
La carrera de Karl Malden, con casi sesenta largometrajes en su haber, muchas películas alimenticias y otras muy interesantes, era recordada con orgullo por el protagonista de hoy al ser entrevistado por Larry King en su espacio televisivo de gran audiencia. Karl Malden, como no podía ser menos, se muestra verdaderamente orgulloso tanto de su condición de actor secundario en el cine como del éxito que obtuvo en diversos trabajos para la televisión:
Sin duda, motivos sobrados tenía en su orgullo. Uno de los grandes.
Ya avisaste de que habría post y lo esperaba con ganas. Estupendo repaso por la obra de uno de los mejores secundarios, al que probablemente su físico le quitó más de un papel protagonista que sin duda mereció por calidad.
ResponEliminaSaludos.
No tenía yo muy controlado a este hombre, compa Josep -de hecho, de los pocos papeles en que soy capaz de recordarlo, está el de Yo confieso, y poco más-, pero no cabe duda, y más después del magnífico recorrido que trazas en tu reseña, de que su carrera estuvo a la altura de su calidad. Un ejemplo claro de cómo el sistema de estrellas de los grandes estudios sobre el que se erigió la época dorada de Hollywood también tenía sus contras, y gordas (tanto como la nariz de este hombre, vaya...).
ResponEliminaUn fuerte abrazo y buen fin de semana.
Cuando murió tuve la idea de escribir un post en homenaje a este actor que me ha hecho disfrutar tanto en la pantalla, pero al instante pensé que tú ibas a dedicarle una estupenda reseña en tus, ya famosos, "Secundarios de Lujo". No me he equivocado y me alegro de haber suspendido mi primer impulso.
ResponEliminaEfectivamente, no concibo una parte muy importante de la historia del cine sin este actor. Has acertado de lleno en los cortos que nos muestras, naturalmente encabezados por esas dos pelis que ya hubieran hecho de Malden un actor forever. No hay que olvidar que él estaba también en el estreno en Broadway de "A Streetcar Named Desire".
De jovencillo me gustaban mucho sus pelis del oeste: "El Arbol del Ahorcado", "La Conquista del Oeste" o "Nevada Smith". Volvió a coincidir con Brando en la única peli que éste dirigió "One-Eyed Jack".
Ultimamente le ví en un episodio del "Ala Oeste de la Casa Blanca", serie, que dicho sea de paso, me tiene enganchadísimo.
Naturalmente no hay que olvidar sus "Calles de San Francisco", una de las míticas series televisivas de los setenta.
En fin, qué mas decir de este hombre.....nada más y nada menos que seguir disfrutando de sus pelis, en las que nunca morirá.
Una buena sugerencia sería comenzar a visionar "Kiss of Death" de 1947.
Que pases un estupendo fin de semana, Josep. A mí me toca playa.
Un abrazote
Me ocurre como al resto de los comentaristas, Josep; Marlden, está unido a mi infanción (Las calles de San Francisco tienen la culpa) y a mi memoria cinéfila. Es uno de sus tipos -su físico, también tiene mucho que decir- inolvidable, de los que muchas veces se han comido el resto del fondo actoril de la cinta en cuestión, o incluso al mismo título de la peli, acabando ésta por recordarse por la siempre inteligente interpetación de este buen señor.
ResponEliminaAbrazos.
Su calidad es indiscutible, 39escalones, ciertamente; de hecho, concurrió como co-protagonista en alguna película.
ResponEliminaHay un detalle en los vídeos insertados que demuestra a las claras la valía de Malden: En los parlamentos -que Karl aprovecha al límite- el director aprovecha el tremendo tirón de la voz de Malden para, abandonando al personaje, ofrecer imágenes de otros personajes, mientras se oye como fondo la disertación.
Ése suele ser un truco reservado a las grandes figuras y raramente se aplica a un secundario. No falla: era muy grande.
Saludos.
Fíjate, Manuel, que ni me acordaba de su presencia en Pollyanna, y eso que la ví varias veces en mi niñez, y ese predicador es inolvidable: qué manera de machacar al personal. Es una escena que por sí sola hoy ya le valdría un Oscar.
ResponEliminaun abrazo.
No te reprimas, Antonio: segurísimo que en tu documentadísimo estilo, serás capaz de sorprender a propios y extraños ofreciendo datos inimaginables, así que te animo a que lo prepares y nos lo ofrezcas.
ResponEliminaSupongo que con Brando le unía una buena amistad forjada en sus inicios, por lo que es natural que Marlon le llamara para su película.
Me hubiera gustado ofrecer algún diálogo con George C. Scott en Patton, porque salían chispas, pero no lo encontré.
La sugerencia que me haces, Antonio, siento no poder llevarla a cabo, porque en realidad ya comenté hace tiempo Kiss of Death, aunque ni lo menciono, porque me interesó mucho más resaltar a un jovencito que se iniciaba en esto del cine.
Verás que, en la columna de la izquierda, hay un botón rojo que, bilingüe él, da acceso al índice de películas comentadas.
Es un bloc anexo a éste, me ha dado mucho trabajo confeccionarlo, y ¡nadie se lo mira! sniff sniff
Un abrazo y vigila los tentáculos.
Muy apropiado el post, Josep, dado lo reciente del fallecimiento de Karl Malden. Sin duda será especialmente recordado por sus películas con Kazan (o Marlon Brando, ya que participó en su única película como director), pero podía con todo.Al igual que Antonio, me sorprenidó verle en El ala oeste de la Casa Blanca, y la verdad es que estaba estupendamente conservado.
ResponEliminaCreo, Raúl, que todos disfrutamos de lo lindo con esas Calles de San Francisco en las que el ya veterano Malden enseñaba el oficio al hijo de su amigo Kirk.
ResponEliminaPrecisamente, hay un vídeo en el que Malden demuestra su amistad con Kirk Douglas relatando como se encontró con Michael, 35 años después de conocer a Kirk. Aunque el inglés no sea tu fuerte, lo entenderás por la gesticulación de Malden.
Es este
Saludos.
La verdad, Alicia, es que ya llevaba días recopilando información, porque siempre pensé dedicarle un espacio en la sección, y la parca llegó en un mal momento.
ResponEliminaEs cierto que podía con todo y, desde luego, su participación en cualquier producto televisivo no hizo más que elevar el nivel del producto.
Saludos.
Ni papa de inglés, cierto, pero el guiño al hoyuelo, aclara la anécdota perfectamente.
ResponEliminaSimpatiquisimo.
Como llego tarde veo que ya se ha dicho todo y todo merecido. Y no llores, que sabes que alguna vez he utilizado tu índice de películas. Y lo haré más veces seguro.
ResponEliminaUna abraçada
Sí que es una anécdota simpática, Raúl, y, además, da fe de la extensa -en el tiempo- carrera de Malden.
ResponEliminaSaludos.
Desde luego, Alma, que Malden es merecedor de esos recuerdos colectivos.
ResponEliminaTambién es verdad que te has mirado el índice, lo que agradezco, porque es un curro al que en ocasiones lo miro como un sinsentido. Claro que también me va sirviendo para evitar que mi pobre memoria me la juegue y repita...
Una abraçada.
Cómo me gusta esta nueva sección!!!
ResponEliminaHoy, al traernos al Karl Malden, para mí es como si me hubieras traído a casa a aquel amigo de toda la vida que guardaba todos los secretos de todos y cada uno para él y, llegado el caso, defendía lo indefendible en descargo del agraviado aunque se jugase el cuello. Entera, discretamente, sin histrionismo alguno, sin apenas hacerse notar. De una pieza.
A mi ver, cuando él aparece en escena, para bien o para mal, la confianza engrandece el discurso coral y todo lo que en la historia contada subyace y, sin él, ninguna de las películas en las que participó hubieran podido ser lo que fueron, son y serán.
No un premio, ni dos, ni tres, ni cien, los premios que se hubiera merecido. Karl Malden hubiera debido ser declarado actor fundamental en cualquier película, incluso mala o regular, para que fuera posible elevarla de categoría.
Una cosita, Josep, por si te sirve de consuelo. Yo te conocí y llegué a tí através de tu otro blog, así que ya te puedes imaginar!!!.
Besos.
De una pieza, sí: buena definición del actor y sus personajes, Susy.
ResponEliminaDesde luego, su participación en muchas películas es más que trascendente, esencial.
Sí que resulta injusto que, por lo menos, no lo hubieran nominado a más premios, aunque, visto con detenimiento, uno tiene la sensación que sus amigos de profesión le valoraron en lo que valía.
Me consuelo, Susy, me consuelo. Incluso me alegra saberlo.
Besos.
No lo conocia de nombre pero la voz que tiene me suena bastante conocida, al igual que la cara.
ResponEliminaEl rostro, la voz: ¿Qué más necesita un actor? El nombre puede olvidarse, pero la interpretación queda.
ResponEliminaSaludos.