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dilluns, 31 d’agost del 2009

Examen de Cinefilia (Parte XXII)



Aunque sigo en mi particular huelga de teclados caídos, ello no es óbice ni obstáculo para que, siguiendo con la costumbre, llegado el fin de mes, (y no forzosamente, como clamaba ANRO en la última semana), hete aquí que, de nuevo, vengo a reclamar movimiento en las neuronas cinéfilas de los amables lectores, suponiendo que ya hayan regresado de sus merecidísimas vacaciones agosteñas.

La idea del suplicio, errr, quiero decir, examen de cinefilia de hoy, me la sirvió en bandeja un buen amigo lector, cuya identidad dejaremos oculta porque es probable que no haya tenido tiempo de pensarse las respuestas y no quisiera que quedara al margen.

De hecho, el test de hoy es bastante fácil, sobre todo para aquellos que aúnan en su privilegiada mente conocimientos cinéfilos y memoria fotográfica, así como retentiva nominal.


¿Estamos a punto?



Vamos allá:

Hoy más que nunca, resulta aconsejable tomar papel y lápiz, porque se trata de hacer una lista.

Una lista un poco larga, todo hay que decirlo, pero que, con calma, seguramente se podrá cumplimentar sin dificultad.

Ya sabemos que los cinéfilos auténticos, como nosotros, somos capaces de hablar largo y tendido de cine, de películas, de directores, pero, ¿sabemos reconocer a todos los actores?

Escriban, examinandas y examinandos, el nombre de cada actor que van a ver:


¿Muy fácil, no?

Por cierto, siguiendo el consejo de la amiga Alma, impediremos que listas parciales puedan "ayudar" a complementar la de cada cual; así que no hay comentarios que escribir, pues está cerrada su admisión.

Las respuestas, caso de haberlas, se podrán insertar como comentarios en una entrada que saldrá publicada, a tal efecto, si Blogger no la pifia, mañana, martes día 1 de septiembre, a las 22 horas peninsulares. La primera lista completa gana, naturalmente.

Solo hay una forma de aprobar: listar todos los nombres por su orden correspondiente.


Son, en total.......... je, je, ¡no lo digo!




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divendres, 28 d’agost del 2009

Tu puedes ¿o no?



Para aquellos que no desean leer, dado mi parón de escribidor, he aquí un pequeño pasatiempo, para que no se diga que la visita ha sido infructuosa:


Encierra al gatito, si puedes...






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dilluns, 24 d’agost del 2009

Para un optimista



Como auténtico outsider que soy, vengo a romper excepcional y esporádicamente mi huelga de teclados caídos.

(De hecho no, porque esto lo estoy escribiendo el 19 [y espero que salga cuando toque] )

Por un buen motivo. Por un gozoso motivo. Por un motivo que no hay que dejar pasar de largo, sin más.

Casi todos los que por aquí se dejan caer han podido recibir , en las dos últimas semanas, mensajes nada subrepticios ni subliminales que apuntaban claramente a una efemérides.

Gozosas indicaciones provinientes de los ágiles dedos del amigo ANRO que proclamaba su felicidad y entusiasmo al acercarse la fecha de su cumpleaños.

Bien, pues ya ha llegado tal fecha.

Así que: ¡Feliz cumpleaños, Antonio!

Antonio es de esos tipos vitalistas que se proclaman optimistas de base, afrontando el día a día como todos deberíamos hacerlo.

Como dedicarle piezas de cine va a ser infructuoso, pues según asegura y presume sin pudor alguno, las ha visto "casi" todas, me ha parecido oportuno ofrecerle, desde este rincón, dos piezas musicales:

La primera, seguramente la canción que Antonio escucha cada mañana al despertarse para afrontar un nuevo día:


Better Get To Livin [ver/escuchar]
(Hacer click en la flechita del menú interactivo para ver en pantalla grande)


La segunda, un poco más a mi gusto (que espero sea coincidente), espectacular en pantalla grande, perfecta para comprobar las prestaciones de un ordenador nuevecito (ji,ji):


Live in Paris [Ver/Escuchar]



Un abrazo muy fuerte, Antonio.


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diumenge, 23 d’agost del 2009

Gracias con toda mi Alma



Dice un buen amigo que de buen nacido es ser agradecido.

Por lo tanto, me siento en la situación de romper momentáneamente mi vagancia de escribano para agradecer a Alma la gran amabilidad que me ha dispensado al leerse y comentar entradas añejas en ausencia de novedades, demostrando un interés que no puedo pasar por alto.

Espero que te guste, Alma, la música y la voz del que según Elvis Presley fue el mejor cantante de rock:

Va por ti:(Click)




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dimarts, 18 d’agost del 2009

El Baúl de los Recuerdos










Me tomo un descanso.

Voy a dejar de publicar por unos días.

Pero voy a dejar abierto el baul de los recuerdos.

Si queda alguien por aquí con ganas de leer algún que otro " tocho peliculero ", puede además y si le apetece, escribir el primer (o segundo) comentario en alguna de estas entradas que dejo relacionadas:

Hotel Beauregard


En memoria de Emma


La Invasión de Jack


El Velo Pintado


El Terror de Gregory Peck


Pigmalion (1)


Pigmalion (2)


Pigmalion (3)


New York 2022


Oda a la Libertad


Frenesí


Esta entrada, como solo es informativa, carece de lugar para comentar.

Besos para vosotras y abrazos para vosotros.







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dilluns, 17 d’agost del 2009

Doce millas en diez minutos



La semana pasada pudimos ver un maravilloso corto que forma parte de un conjunto.

Otro de los autores convocados fue el alemán Wim Wenders que, volviendo a sus orígenes de cortometrajista, demuestra retener buena parte de sus habilidades en el género, ofreciendo una narración visualmente psicodélica y que, pese a verla en su inglés original y sin subtítulos, no dudo será entendida sin mayor dificultad.

Ahí va:











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divendres, 14 d’agost del 2009

Conduciendo a una Dama





Podríamos empezar recordando dos frases hechas, proverbiales, con claro significado:

1.- La excepción confirma la regla

2.- La venganza es un plato que se come frío.

Ambas se pueden aplicar con matices a la realidad constatada que la fabulosa actriz británica Jessica Tandy tuvo la paciencia de aguardar hasta poco más allá de su ochenta aniversario para conseguir el unánime reconocimiento de la industria hollywoodiense en forma de premio Oscar por su labor como actriz, después que, a pesar de haber conseguido el premio Tony a la mejor actriz teatral por su representación de Blanche DuBois en A Streetcar Named Desire, en Broadway, fuera la también excelente Vivien Leigh quien se ocupara de interpretar el personaje en la pantalla después de haberlo representado con éxito similar en el West End londinense, todo hay que decirlo.

Aquello ocurrió a mediados del siglo pasado y la Tandy siguió dominando buena parte de las tablas escénicas neoyorquinas, amén de alguna que otra incursión en el cine, pero, llegado que fue el año 1989, se tomó cumplida venganza, siendo la damnificada Dana Ivey, que había triunfado en el off-Broadway con una comedia melodramática escrita por Alfred Uhry , primera parte de una trilogía que el autor dedicó a la sociedad de Atlanta, obteniendo po
r su labor el premio Pulitzer.

Esa primera parte es una obra teatral que constituye, sin lugar a dudas, un regalo para cualquier actriz de solera, ya que su protagonista femenina es el eje de la narración.

La pieza, representada en el teatro John Houseman durante más de tres años tuvo como protagonistas iniciales a la citada Dana Ivey y a Morgan Freeman

Todavía con la obra en teatros, Hollywood decidió trasladarla al cine y así, en 1989, se presentó en la gran pantalla:




Richard D. Zanuck adquirió los derechos cinematográficos y, con muy buen tino, decidió que nadie mejor que el propio autor, Alfred Uhry, para trasladar la pieza teatral a guión literario cinematográfico. La apuesta de Zanuck tuvo su recompensa, pues Uhry recibió el Oscar por su trabajo, y él consiguió el Oscar a la mejor película de la temporada.

La película se tituló como la comedia, Driving Miss Daisy y se presentó en 1989, estrenada en España con el título de Paseando a Miss Daisy, dejando de lado la ambivalente acepción del "driving" original, resultando más apropiado usar términos como "conduciendo" e incluso "manejando".

Porque la trama nos presenta la relación sostenida a lo largo de un cuarto de siglo entre una pareja que pertenece a mundos bien distintos: una dama judía aposentada en Atlanta, Georgia, Miss Daisy Werthan (Jessica Tandy ), viuda, que deberá recibir ayuda de un chófer negro, Hoke Colburn (Morgan Freeman ), impuesto por su hijo Boolie Werthan (Dan Aykroid ), que considera, con buen juicio, que a sus 72 años su madre ya no está para conducir automóviles.

Miss Daisy se niega en redondo a aceptar la presencia de Hoke, a la sazón un veterano chófer de 60 años, que, a sueldo de Boolie, acabará por vencer la oposición de la Dama, iniciando una relación profesional que poco a poco se irá convirtiendo, con el roce, en una amistad.

Zanuck estuvo realmente inspirado como productor principal cuando escogió a Hans Zimmer para componer la banda sonora; Zimmer creó y ejecutó por entero la música mediante el sampler, en un ejercicio de toma de responsabilidad absoluta, sirviendo perfectamente de apoyo a la obra, cuya dirección recayó en Bruce Beresford que realiza, en mi opinión, su mejor trabajo hasta la fecha, consiguiendo la rara condición de que su película fuera nominada y obtuviera el Oscar a la mejor del año, sin que su trabajo fuera reconocido siquiera con una nominación, injustamente, creo, seguramente por la limitación a cinco.

Porque Beresford mueve la cámara con una elegancia inusitada consiguiendo que únicamente los buenos diálogos y las fantásticas interpretaciones del elenco nos hagan pensar a nosotros, espectadores europeos desconocedores de la existencia de la pieza teatral, que la trama viene de las tablas escénicas. Esa fue la impresión que todavía recuerdo viva, después de verla en estreno en el cine. Pensé: "esta sería una buena pieza para verla en el teatro". Beresford, con su elección de exteriores y gracias al magnífico montaje de Mark Warner, escapa con facilidad de la sensación de teatralidad de la obra original, dándole mucho "aire" a toda la trama.

Beresford saca enorme partido de la adecuadísima escenografía de Victor Kempster y su caligrafía cinematográfica se refuerza con el excelente trabajo del camarógrafo Peter James que ilumina los interiores de forma perfecta y recrea una paleta de colores apastelados que casan con las diferentes épocas en las que la acción transcurrirá, con la concurrencia oportuna del vestuario diseñado para la ocasión por Elizabeth McBride que complementa la sensación del paso del tiempo.

No deja de sorprender que esta película obtuviera el máximo galardón de los Oscar al inicio de la última década del siglo pasado, porque su estructura cinematográfica es pausada, más semejante al rumor de las aguas de un río vital que al trueno de épicas acciones, alejada con su delicadeza de los montajes sincopados pretendiendo una acción agotadora; es un remanso de paz, en el que se desarrolla una trama pacífica en apariencia pero que alberga un sutil retrato de la sociedad estadounidense de buena parte del siglo pasado: ambos protagonistas son iconos de clases muy diferenciadas, ambas alejadas del ideal del denominado WASP , ya que la dama es judía y el chófer negro.

La inicial oposición de Miss Daisy a la presencia de Hoke se debe entender no como un rechazo frontal a la presencia de un negro en su hogar, ya que convive durante el día con su asistenta Idella (Esther Rolle), también negra; se debe al convencimiento de Miss Daisy de ser, todavía, capaz de conducir su propio coche, a sus 72 años, negándose a admitir la merma física que conlleva el paso de los años, merma que comporta una leve pérdida de independencia. Lo entendemos en los primeros minutos, cuando, manifestándole su hijo Boolie que volverá a verla cualquier tarde, le espeta: "Puede que no esté; no dependo de ti para tener compañía".

Pero Hoke demuestra saber insistir con amabilidad persistente, conduciendo el magnífico Hudson mientras Miss Daisy anda, tozuda, hacia el supermercado, hasta que, ante lo ridículo de la situación, ésta entra en el coche, un punto enfurruñada.

A lo largo de esos veinticinco años se desgranan en diferentes episodios las distintas personalidades de ambos protagonistas conformando un retrato prototípico de dos clases sociales distintas: ella se manifiesta como una dama sureña atípica, orgullosa de sus inicios duros, renuente a presumir de su fortuna económica, protestando cuando Hoke la llama "rica" pero orgullosa de haber alcanzado su situación gracias al propio esfuerzo; se proclama asimismo orgullosa de su condición de judía y se burla de las veleidades de su nuera Florine (Patti LuPone) con los gentiles; protesta también en favor de la igualdad con los negros, pero, en una escena clave, cuando acude a una cena en la que escuchará una disertación del Reverendo Martin Luther King (a la que su hijo Boolie rechaza acompañarla por temor a que dirán sus clientes) acaba por invitar, a pie de escalera, a Hoke, quien se negará a ser último recurso de soledad, invitado casi que forzoso, rezongando que, contra lo que dice su viajera, los tiempos no han cambiado tanto.

Frente al carácter fuerte de Miss Daisy, Hoke opone una sensibilidad paciente y podría decirse que la forma de entender de ella va cambiando gracias a su relación con él. De ahí la ambivalencia del título original, despreciado en su traducción al castellano: Hoke va conduciendo a Miss Daisy no tan sólo físicamente en los diferentes automóviles que conducirá a lo largo de 25 años, si no que, más allá, conseguirá que ella vaya entendiendo la igualdad como una forma más justa de comprender la vida. Ejemplo de ello son dos escenas: cuando ambos salen del estado de Georgia y son interrogados por una pareja de policías de Alabama y cuando descubren que el templo judío al que asiste Miss Daisy ha sido objeto de un atentado, señalándose en su conversación de forma implícita al mutuo enemigo de negros y judíos como autor: el klan.

La relación entre ambos se va estrechando con el paso del tiempo pese a sus varias diferencias, llegando a apreciarse mutuamente hasta el extremo que Miss Daisy, que nunca hace regalos de navidad, le entrega a Hoke un libro para aprender a escribir (con él aprendió el Alcalde, le asegura), insistiendo mucho en que no es un regalo de navidad, porque los judíos no hacen regalos de navidad.

El paso del tiempo desde el inicio hasta el final, esos 25 años de la vida de ambos protagonistas, lo refleja Beresford con una serie de elipsis cinematográficas muy bien insertadas en la narración, apoyadas especialmente en la estupenda labor del departamento de maquillaje de Manlio Rocchetti, Lynn Barber y Kevin Haney que consiguieron un merecidísimo Oscar por su trabajo, ya que vemos envejecer a los personajes poco a poco, sin estridencias, levemente, de una forma muy natural; un trabajo maravilloso, notable, apenas perceptible, muy discreto y más eficaz de lo esperable.

Por lo que hace a la labor de los intérpretes, este comentarista ha llegado a la conclusión que Beresford no es un buen director de actores :

Seguramente, la propia entidad de Jessica Tandy como buenísima actriz, capaz de interpretar sin decir nada, como ya hemos visto aquí, añadida a su buen ojo al decidir interpretar a Miss Daisy, verdadero bombón para una buena actriz, le permitió conseguir el Oscar a sus 80 años, lo que demuestra que la edad de la jubilación es tan sólo una entelequia para algunos; permanece hoy como la actriz de más edad en conseguir el galardón y resulta un bastión casi que inexpugnable en contra de la inveterada costumbre de la industria hollywoodiense de rechazar a las actrices cuarentonas.

Su trabajo es una delicia que hay que disfrutar como es debido en versión original; su capacidad para mostrar sentimientos con una sola mirada o un gesto de hombros es de escuela para aprendices a estrella; su dicción es asombrosa y el lenguaje corporal, con unas facultades inimaginables en una señora de 80 años, realmente sorprendente.

El trabajo de Morgan Freeman es asimismo excelente; se nota que el personaje lo había rodado en las tablas escénicas neoyorquinas y sabe, a ojos de este comentarista, huérfano de conocimientos exactos, producir una dicción que seguramente se aproximará a la de los negros de Georgia de mediados del siglo pasado. Cuando vi la película hace veinte años, fue un descubrimiento para mí y me temo que también para muchos otros, ya que con posterioridad Freeman ha venido alcanzando lugares de prestigio con muy buenos trabajos. Pero precisamente, al revisar la película, me he dado cuenta de un pequeño defecto en la actuación de Morgan Freeman: frunce los labios de forma casi constante, en muchas escenas, recurriendo a lo que en el argot se llama "una muleta" para reforzar la interpretación del personaje, siendo así que no viene a cuento. Por ello, entiendo que Beresford, que tuvo que ser consciente de ese pequeño fallo, yerra en la dirección de actores; quizás, corregido que hubiera sido, la nominación de Freeman al Oscar hubiera devenido en premio. No sé.

El que sorprende también de forma muy agradable es Dan Aykroyd en su interpretación de Boolie Werthan, ofreciendo un trabajo interpretativo muy encomiable, ajustado, alejado del histrionismo fácil, muy comedido, probablemente la mejor representación que jamás haya realizado. Seguro que la Tandy tuvo algo que ver en ello.

En definitiva, una película con una apariencia amable que contiene un trozo de la vida de buena parte de la sociedad estadounidense, poco extrapolable a otros lugares, y una oportunidad de disfrutar de unas muy buenas actuaciones de unos intérpretes que saben dar cuerpo a personas nada extraordinarias que viven una amistad perdurable, finalizando armónicamente en una escena sin apenas palabras que simboliza ese sentimiento de amistad a través del tiempo, mientras el primer vehículo que les sirvió de cobijo, ese Hudson, se dirige al horizonte infinito:






Ahora que han visto los títulos de crédito iniciales y los finales, ¿a qué esperan para ver todo lo que hay en medio? Cómprense el dvd: vale la pena.




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dimecres, 12 d’agost del 2009

Examen de Cinefilia (Parte XXI)




Si, ya sé que hace apenas dos semanas se formuló el anterior examen.

También sé que estamos en el mes de Agosto.

Y sé también que, dado que el examinador está por aquí dando el callo, puede que haya alguno /a de los examinandos/as que le apetezca romper con la monotonía de las vacaciones y dar alimento a sus neuronas cinéfilas.

Por ello, hete aquí una nueva prueba que pondrá en cuestión si los sentidos cinéfilos están lo afilados que deberían para poder presumir en la playa o en la montaña.

¿Estamos a punto?



Vamos allá:

Se trata de averiguar, por lo menos, el título de la próxima película que se comentará en este su bloc.

¿Muy fácil, no?


Pues ya está. ¿Qué les parece?

¡Uy! Perdón, perdón, que con las prisas, me dejaba las pistas... je, je.... ahí va:



Esa música, cuyo autor deberán acertar para obtener matrícula, es el tema principal de la película.

¿Verdad que es facilita, hoy?


¡Hala! ¡Hasta luego!


¿Como dice?¿Que es muy difícil? No me diga, con lo pegadizo que es el tema.

Bueno, ahí van unas pistas más, pero sólo para consolación, que conste; o sea, el que mire, suspendido está.

Allá ustedes con su conciencia cinéfila...

Pista primera [+/-]




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dilluns, 10 d’agost del 2009

ESD 17 LIFELINE





El que en opinión de este comentarista es uno de los más grandes directores de cine españoles y por extensión, uno de los mejores de Europa toda, Víctor Erice, con una filmografía tan escasa como brillante, fue invitado por una productora británica, Matador Pictures, a participar en la confección de una película coral en la que diversos directores tenían libertad creativa para representar en diez minutos escasos, una temática que girara alrededor de la la brevedad del tiempo, una historia que sucediera en diez minutos contados.

Víctor Erice, a quien algún día habrá que pedirle perdón por el incomprensible abandono que ha sufrido, por ejemplo, por parte del inefable e incompetente Ministerio de Cultura español, puso manos a la obra y presentó esta joya como respuesta al ofrecimiento de participar en el experimento de Matador Pictures




Siempre había pensado que Erice era uno de los grandes: ahora estoy seguro de ello.

¡País!



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divendres, 7 d’agost del 2009

¡Arriba!




Por curiosidades de la vida, hoy hace justo un año que publiqué un comentario de la -entonces- última película surgida de la factoría Disney-Pixar.

Puede que tal curiosidad sea contemplada con una sonrisa irónica por algún mega ejecutivo de la industria del cine animado, pero es lo que hay.

Sigo siendo tan poco entendido en cine de animación como hace un año pero evidentemente, ello no me quita las ganas de escribir mis sensaciones.

El último producto de Pixar, que en España se presenta con su título inglés Up cuando hubiera sido mucho más adecuada su traducción por ¡Arriba!, (se conoce que el cuñado traductor estará de vacaciones; claro que lo podía haber empeorado...) demuestra, una vez más, que las gentes de la Pixar y más en concreto la pareja de co-directores Pete Docter y Bob Peterson, que a su vez son coautores del guión, saben muy bien lo que tienen entre manos.

Siguiendo un esquema parecido a la inmediata anterior, los primeros quince minutos se desarrollan casi en silencio, explicando de forma cinematográficamente impecable los avatares que la vida deparó al protagonista, un anciano Carl Fredricksen desde su infancia hasta su senectud.

Que se tenga que esperar a una película de animación para comprobar que todavía hay en Hollywood gentes que conocen el oficio de cineasta es una cuestión a debate. Docter y Peterson se valen de los recursos del cine clásico con una caligrafía sobresaliente para introducirnos en la psicología del personaje mientras vemos transcurrir su vida, consiguiendo emocionarnos, trabarnos un nudo en la garganta y excitar nuestro lacrimal, en una secuencia muy estudiada y trabajada que, no por menos pensada como artificio, deja de ser efectiva en grado superlativo.

A partir de ahí, la aventura se inicia, rebajando el tono imaginario y sustituyéndolo por una verborrea que en algún momento puede llegar a excesiva, porque el anciano se verá forzosamente acompañado por unos parlanchines, un niño de cuyos padres solo tendremos referencias y un perro que habla gracias a un collar. La cháchara de ambos hace gracia por momentos y por momentos también uno desearía hacer como el protagonista, que desenchufa su auricular electrónico para tener algo de paz.

No obstante el tono general adoptado para captar la atención del espectador más joven, entre líneas el adulto sigue leyendo otra película y ahí reside el mayor atractivo para el espectador que ha pagado la(s) entrada(s).

Por eso he titulado el comentario con la más apropiada traslación del original, con ese ¡Arriba! que en una sola palabra define el espíritu emprendedor y comprometido del anciano protagonista que, contra las adversidades, carga con los recuerdos de su vida anterior (metáfora del arrastre de la casa en el aire) hasta que consigue su objetivo, cumplir su promesa vital e iniciar una nueva vida.

La determinación ejemplar del protagonista es un modelo a seguir por el joven que le acompaña; la excusa del viaje, sin embargo, deja de lado la oportunidad de convertirse en iniciático, aspecto olvidado -cabe suponer que voluntariamente- en un guión que flojea en algunos aspectos formales y lógicos de escasa importancia para el niño espectador, pero que seguramente el adulto habrá observado, aunque su importancia no sea muy cabal, excepto la formulación de "un malo" que, bien mirado, no deja de ser una víctima inadaptada de una sociedad que le trató injustamente.

El tratamiento un tanto maniqueísta le quita en mi opinión puntos al resultado final, muy alejado del mensaje ecologista que el año pasado consiguió levantar polvaredas de la mayoría silenciosa ultra conservadora de los U.S.A.. esta película es mucho más acomodaticia y, desde luego, mucho menos poética, quedando este comentarista asombrado por la cantidad de comentarios que elevan por encima de Wall-E a Up, incluso reclamando a voces que le den el Oscar a la mejor película de 2009. Cierto es que las producciones de esta cosecha no han brillado por su valor, pero aun quedan unos cuantos meses, me parece.

Como sea, queda patente que los de Pixar saben tratar con respeto a la audiencia y saben ofrecer productos que contenten a infantes y adultos al mismo tiempo.

Ya he dicho que no soy ni mucho menos un conocedor del cine de animación: pero me la sensación que estos de Pixar saben dibujar mejor los objetos y animales que las personas; por ejemplo, el rostro adulto de Elie, la esposa de Fredricksen, sin haber visto más que tres películas de la factoría, resulta más que conocido. ¿Acaso no tienen dibujantes?. Puede que no tenga importancia para algunos, pero este comentarista ha visto muchas películas de Disney (de su época dorada) y me parece que eran de otro nivel. Superior. Por lo menos artística y técnicamente; de los guiones no hablamos, que sería muy largo. Y no me parece que la excusa del precio de incrementar fotogramas y calidad sea suficiente, atendida la existencia de unos aparatos llamados ordenadores que, aunque algunos no lo sepan, no siempre han existido.

En definitiva, los de Pixar han conseguido de nuevo sobresalir entre la mediocridad del cine hollywoodiense en lo que llevamos de temporada con un producto más que digno, provisto de un guión nada rompedor, alejado de riesgos políticamente incorrectos, que se puede recomendar sin temor a quedar mal con nadie.

Tráiler:








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dimecres, 5 d’agost del 2009

G.A. (2)





Poco podía pensar el oficial británico Ernest Hartley, destinado en Darjeeling, India, que su hermosa niñita, nacida en aquel lejano destino en 1913, alcanzaría fama y renombre por sus sobresalientes cualidades como actriz.

Con apenas tres añitos, Vivian Mary Hartley debutó en el grupo de teatro aficionado que su madre, Gertrude Robinson, había organizado, cabe suponer que para distraer momentos de abulia en el exótico país en que las obligaciones castrenses de su marido le habían llevado a vivir.

Gertrude se cuidó mucho que la pequeña creciera con la compañía de clásicos ingleses como Lewis Carroll y Rudyard Kipling, y tan pronto como la niña alcanzó edad suficiente la enviaron a un internado, el Convento del Sagrado Corazón, donde, casualidades de la vida, su mejor amiga fue la que luego conoceríamos com Maureen O'Sullivan, cuyas películas de Tarzán la protagonista de hoy devoraría, ilusionada también por ser actriz.

Quiso la fortuna de todos nosotros, cinéfilos, que sus padres le permitieran entrar en la Real Academia de Arte Dramático en Londres, y de ahí, sin duda, le vinieron a la que luego conoceríamos todos como Vivien Leigh los buenos oficios teatrales que rindieron a sus pies a Laurence Olivier, con quien estuvo casada veinte años.

Todavía habrá en Londres alguna persona que podría contar sus impresiones después de haber visto a Vivien Leigh en el escenario, pues trabajó muchísimo en el teatro, justo allí donde no hay trampa ni cartón, ni repetición que valga, donde una actriz debe comerse la platea entera de primero y el anfiteatro de postre.

Quienes como este comentarista no tuvieron ni siquiera la posibilidad de disfrutar el arte de Vivien en directo, bien podemos agradecer la perdurabilidad del celuloide que nos permite, hoy, disfrutar de actuaciones magistrales como la que sigue:

Vivien Leigh, acompañada de Karl Malden:

(A street car named Desire, 1951)





Pensar que falleció a los 53 años ¡de tuberculosis! dejándonos huérfanos de su arte en plena madurez, es constatar, una vez más, que la parca tiene mucho de cinéfila (y de avara).




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dilluns, 3 d’agost del 2009

El Rey (del Bolero)






Siboney, grabación de 1930 en la que podemos ver a Don Azpiazu con un solista cantante que pronto cruzaría el charco:

Antonio Machín, que nació en Cuba en 1903 y de cuyo fallecimiento en Madrid se cumplirán mañana ya treinta y dos años, fue en su longeva carrera como cantante, sin lugar a dudas, el Rey del Bolero, esa música que uno recuerda de la radio gramola de la infancia, aborrecida en la adolescencia por timorata y cursi y apreciada con el paso de los años como un género que ha acabado observando un revivir.

La forma de cantar de Machín, su voz y fraseo inimitables, perduran en el recuerdo de muchos y seguramente despertará admiración en no pocos jóvenes artistas que reconocerán en él un maestro de la canción.

Como recuerdo anticipado de su fallecimiento ahí van unos malos vídeos (alguno francamente deplorable) que, si no fuera por la dulce voz del cubano-español, que descansa en Sevilla, nunca aparecerían por aquí.

Pónganse un mojito , brinden a su salud y disfruten:

No me vayas a engañar




Dos Gardenias



Compay feliz (Grabado en 1975 -Machín con 72 años- bajo la visión particularísima y envejecida de Lazarov)




Anoche hablé con la luna (fotos y sonido)



Mira que eres linda (fotos y sonido)



Toda una vida (fotos y sonido)


Corazón loco (fotos y sonido)



Machín, Toda una vida (documental)








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