Dilema de prisionero
Salomon Sorowitsch es un delincuente; ha estado en la cárcel hace tiempo y ha aprendido que uno debe hacerse respetar para sobrevivir. Se hace llamar Sally para disimular apenas su condición de perteneciente a la etnia judía. Lo hace porque está desarrollando su actividad en la Alemania de 1936 y no desea más problemas de los que se derivan de su oficio: Sally es un falsificador. Lo falsifica todo: moneda, pasaportes, documentos oficiales. Su alma y destreza de artista le han encumbrado como el mejor y más buscado en una sociedad en la que disponer de un visado de salida, de un pasaporte no alemán, es garantía de futuro vital.
Sally ama la buena vida, los lujos, el champán, las mujeres guapas y el tango.
El detective Herzog llevaba tiempo buscándole y por fin le alcanza y lo encierra en un penal. Quiere la mala suerte que estalle la victoria del partido nazi y Sally como judío va a parar a un campo de concentración.
De allí, con destino a una muerte anunciada, le sacará, en ironías del destino, su captor, reconvertido Herzog en oficial de las temidas SS. Le llevarán, junto con otros elegidos, a unos barracones aislados donde deberá dirigir una operación secreta: la ingente falsificación de libras esterlinas primero, dólares estadounidenses después.
El director austríaco Stefan Ruzowitzky toma una historia autobiográfica escrita por Adolf Burger que, como judío y comunista estaba también amenazado de muerte, pero a quien su habilidad en la imprenta le llevó a ser internado en el campo de Sachsenhausen, en la misma situación que Sally, ambos protagonistas de la secreta Operación Bernhard para falsificar moneda de los aliados contra Alemania.
Lo que podría derivar en un alegato contra la Alemania nazi y sus métodos, lo reconvierte con habilidad Ruzowitzky en una historia humana que profundiza en sentimientos primarios como el instinto de supervivencia y la lealtad al grupo, ofreciendo en su reciente película Los Falsificadores (Die Fälscher, 2007) una visión individualizada del debate moral que mantienen Sally (un excelente descubrimiento, el actor austríaco Karl Markovics ) y el propio Adolf Burger (August Diehl ), ambos bajo la constante presión amenazante de Herzog (Devid Striesow ) que se sirve para sus fines del despótico Holst, quien no duda en ejecutar a sangre fría, maltratar y humillar a sus prisioneros siempre que tiene ocasión y ganas.
La trama gira en torno a cómo Sally ha conseguido sobrevivir, ya que en las primeras imágenes le vemos en Montecarlo disponiendo de una importante cantidad de dólares estadounidenses en su maletín. Y rápidamente, en una ensoñación, un flashback sin voces en off, regresamos al pasado para conocer cómo ha llegado hasta la costa monegasca.
El buen oficio de Ruzowitzky hará que pronto olvidemos que estamos viendo una historia recordada y nos metamos en el ambiente angustioso vivido por un recluso que acabará siendo un privilegiado. Y la trama derivará en la fuente de esos privilegios como arma disuasoria de voluntades. Mientras que Burger como activista pretende entorpecer, dilatar y dinamitar la intención de sus carceleros, Sally pretende contemporizar y salvar su pellejo y el del reducido grupo de especialistas que conviven, aún en la certeza que, al término de su labor y en cualquier caso de la contienda bélica, serán sacrificados para mantener el secreto de sus actividades.
Burger es un comunista convencido: un activista. Sally es un delincuente común, un tipo que sólo busca dinero fácil. Prefiere dedicar sus innegables dotes como dibujante y pintor a falsificar dinero, en una máxima que él mismo define:
¿Porqué esperar a ganar dinero con mi arte si puedo fabricarme mi propio dinero?
Ese desarraigo social lo dejará a un lado Sally cuando tomando sobre sus hombros la responsabilidad del éxito de la falsificación, logra beneficios para sus compañeros de barracón; preferirá la inmediatez de la supervivencia, el día a día arañando segundos, minutos, horas de esperanza que retrasan el momento final ominoso, que permiten aplazar un poco más la amenaza de muerte impuesta ante el fracaso, amenaza cierta que en diversas escenas se mostrará como latente pero real, letal, efectiva. La decisión de Sally, su esfuerzo, llegará incluso a evitar la ejecución de Burger, dispuesto a sacrificar su vida y la de sus compañeros con tal de oponerse a los designios de sus carceleros.
Ruzowitzky demuestra conocer su oficio: su forma de rodar sin alardes, austera y efectiva, retrata muy bien los personajes que veremos vivir en esa tensa situación y sabe usar muy bien la música para reforzar diversas escenas, con unos tangos que aparecen puntualmente para recordarnos la verdadera personalidad de Sally, muy bien interpretado por Markovics, que aguanta los primeros planos con sobriedad, transmitiendo en su mirada su decisión de sobrevivir, su impotencia, su sentido de lealtad al grupo.
Es de agradecer que Ruzowitzky haya tomado el toro por los cuernos y, alejándose del fácil alegato anti-nazi, sin que ello comporte contemplación alguna ni ausencia de crítica, insertando brutales escenas que denuncian una vez más la realidad histórica, haya, digo, tomado el camino más difícil: el del debate íntimo del personaje que siendo prototipo del egoísta amoral, pasa por fuerza de las circunstancias a convertirse en líder protector de sus tristes compañeros de penurias en un período de su vida que recordará obtenida la libertad y que, en una elocuente escena final, limpiará drásticamente, emprendiendo una nueva vida con retorno a su dudosa moralidad.
Sally nunca fue tan buena persona como cuando estuvo, pendiente de un hilo su vida, en el campo de concentración de Sachsenhausen.
Hace tiempo que vi esta película. Tanto Lola como yo salimos más que satisfechos de ella y comentando el poder de fascinación que puede ejercer el cine europeo en el espectador, si se cunplen bien las reglas de lo que tiene que ser el buen cine.
ResponEliminaEs un buen ejercicio cinéfilo acudir de vez en cuando a las producciones europeas y a las españolas en particular. Afortunadamente todavía podemos encontrar pequeñas joyitas, que pertenecen a nuestro propio entorno. Eso es un regalo.
A propósito....ni se te ocurra por ningún concepto visionar el último bodrio de Woody Allen. "Vicky...etc" es el paso atrás más escándaloso de un director, que ya parece estar chocheando...una pena.
Un abrazote.-
¡Mecachis! Y yo que pensé que esta entrada iría de matemáticas (http://es.wikipedia.org/wiki/Dilema_del_prisionero) y podría opinar.
ResponEliminaUn beso, Miriam G.
Hay algo en la película que no me termina de convencer, pero en general estoy de acuerdo. Además, la historia contada por los propios protagonistas resulta impresionante: dicen que estos cargos se excluyeron de los procesos de Nuremberg porque más de la mitad del líquido de la economía británica procedía de falsificaciones alemanas.
ResponEliminaSaludos.
Está claro, Antonio, que el buen cine no tiene patria "per se" y que no sólo existe el cine U.S.A., aunque sea el que nos inunda con sus productos y, por cantidad, tiene más probabilidades de llamar nuestra atención, aparte de otros aspectos que merecerían una entrada exclusiva.
ResponEliminaEsa recomendación tuya la seguiré a menos que me la pongan en "mi" cine y no tenga otro compromiso. Veremos. Por lo que he leído, casi mejor verla en v.o.s.e. y para ese viaje esperré a que salga en dvd.
Un abrazo.
Claro que puedes opinar, Miriam, faltaría más. Por cierto:muy ilustrativo el enlace que dejas; de haberlo conocido, lo hubiera insertado en el texto, porque no deja de ser un aspecto teórico de la relación de ambos protagonistas con el tercero, su carcelero, con alguna variante.
ResponElimina¡Muac! Saludos.
A mí la película, 39escalones, me parece correcta, sin llegar a imprescindible, pero más interesante que alguna otra que por ahí corre. Lo de Nuremberg lo desconocía, aunque no me extraña. En la película, Sally da con la solución de la falsificación de la libra al constatar que el papel "oficial" contiene restos de harapos por la carestía del papel auténtico, lo que da idea de las dificultades bélicas. Quien sabe por cuanto tiempo andaron circulando billetes falsos hasta que pudieron eliminarlos sin causar pánico...
ResponEliminaSaludos.
Hola Josep, a mi me pareció una buena película, aunque no la mejor del "género". Me encantó el actor principal y la evolución de su personaje, que muy bien comentas.
ResponEliminaSAlut!
Hola, Marchelo: crep que no puede adscribirse al género, ya que se sirve de él, sin obviarlo, para discurrir sobre la aventura del protagonista.
ResponEliminaIncluso, sin haber leído la novela, tengo el pálpito que restó protagonismo al personaje de Burger para dárselo a Sally.
Salutacions.
A mi me pareció una de las gran película, de lo mejor que he visto este año, y creo que plantea un par de cuestionamientos muy profundos sobre la naturaleza humana: en primer lugar se cuestiona si cada uno de nosotros en nuestro accionar diario realmente ayuda a cambiar el mundo o si, por el contrario, contribuye a que siga siendo el desastre que es.
ResponEliminaEn segundo lugar se trata el tema del heroísmo y como una persona que es considerada un héroe desde cierta perspectiva puede ser, desde otro punto de vista, un traidor, un desubicado, una mala persona.
Guardo grabada a fuego en la memoria el momento en que los otros presos del campo de concentración se los encuentran a los protagonistas, bien alimentados, bien vestidos, y la vergüenza que debe significar para los falsificadores ese encuentro.
Me alegra que te haya gustado Josep! Un abrazo.
Película de aquellas que veo en la estantería del videoclub y siempre me digo "la próxima vez la cojo". A ver si consigo que llegue "la próxima vez" y le echo un vistazo. Saludos.
ResponEliminaEl tema del heroísmo en ocasiones contiene un cierto desprecio para unos pocos en busca de un beneficio para otros muchos, Faraway, y ciertamente se refleja muy bien ese dilema en la película.
ResponEliminaEsa imagen del encuentro de distintas clases de prisioneros sí que sorprende y da fe de una realidad hasta entonces sólo aparente. Es una buena escena que cuenta mucho con poco.
Saludos.
No esperes encontrar una obra maestra, Marcbranches, pero sí una película muy honrada en su exposición y bastante original en su planteamiento. Seguro que llegará esa vez y ya contarás.
ResponEliminaSaludos.