El truco del almendruco
En muchas ocasiones cuando uno sabe que una película está basada en una novela que no conoce se queda, vista que ha sido la película, pensando en cómo debe ser la novela.
Si además el autor literario a uno le resulta conocido porque lo es de dos novelas que han dado origen a sendas buenas películas, en la tercera ocasión, que es la presente, la duda surge monumental y las comparaciones toman cuerpo y fuerza: y ya sabemos todos que las comparaciones son odiosas.
Dennis Lehane escribió en 2003 Mystic River y en 2007 Gone Baby Gone(que ya se comentó aquí); supongo innecesario remarcar que ambas son muy buenas películas, la primera dirigida por un director consolidado y la segunda por un novato, su ópera prima.
Su última novela también ha sido llevada al cine y por un director de consolidada fama: Martin Scorsese, que trabaja sobre un guión realizado por Laeta Kalogridis.
La película, estrenada en España siguiendo la novísima moda de apartar a los nefandos traductores de títulos, es decir, con el título inglés original, se denomina como la propia novela, Shutter Island y de un examen concienzudo de los participantes en la misma, como puede verse aquí se observa que tanto el autor de la novela como el director y la guionista, operan asimismo en el apartado de la producción junto a diez personajes más: en total trece, mal número para los anglosajones, aunque uno, por ser fiel a sus propias palabras ya escritas, sigue pensando que en una película de este siglo el director sigue siendo el que manda y por tanto el responsable de todo, para bien o para mal.
He de confesar para que nadie se llame a engaño que no me cuento entre los admiradores incondicionales de Martin Scorsese: aunque algunas de sus películas me gustan y mucho, otras me han aburrido soberanamente y pienso que hay una cierta sobrevaloración respecto a las virtudes de Scorsese porque no siempre acierta; por ejemplo, ni Cape Fear ni The Departed me parecen mejores que las originales y eso, en un refrito, siempre es un punto negro.
Que Scorsese es un admirador y conocedor a fondo de la obra de Alfred Hitchcock es una cuestión fuera de toda duda que ya quedó patente cuando en este mismo espacio se dio avance de la publicidad que realizó en 2007; cabe pensar que a la vista del éxito obtenido por las traslaciones de las novelas de Lehane, Scorsese viera en la última la posibilidad de emular al maestro Alfred realizando sentidos homenajes a Recuerda y a Vértigo, por citar dos ejemplos paradigmáticos en los que el orondo maestro indagó en la mente humana y sus vericuetos de enormes posibilidades.
Pero Scorsese, que sabe filmar con indudable fuerza, al parecer carece del don de la lectura y dio por bueno el guión escrito por la inefable Laeta: un guión infumable que a buen seguro Hitchcock hubiera usado para prender un habano mientras le daba puerta a la guionista sin darle siquiera las gracias.
Scorsese nos presenta una trama que inicia con buena mano en la investigación que dos agentes de la justicia, Teddy Daniels (Leonardo di Caprio) y Chuck Aule (Mark Ruffalo), emprenden en una isla ubicada cerca de la costa de Massachusets donde a mediados del siglo pasado el Dr. Cawley (Ben Kingsley) con el auxilio del Dr. Naehring (Max von Sydow) rige un centro de salud mental en el que todos los pacientes son reclusos condenados por atroces crímenes contra las personas. La presencia de ambos agentes se debe a que una reclusa ha desaparecido y deben colaborar en su búsqueda.
Apenas pasados diez minutos la presentación de la historia deviene en un cúmulo de equívocos y confusiones que ocultarán y enmascararán la trama: la reclusa desaparecida ha huido al parecer de una celda cerrada a cal y canto y además descalza chocando con la dificultad de hallarse en una isla fortificada, cercada de alambre eléctrico y llena de pedregales en los que incluso con el mejor calzado es harto difícil transitar, cuando no correr.
Se añaden reiterados pasajes en forma de flashback recurrente y pasajes oníricos que se producen en la mente del protagonista, asolado por recuerdos de su participación en la segunda guerra mundial y la súbita muerte de su esposa, pesadillas dentro de pesadillas que enmarañan de forma incesante la narración de la trama consiguiendo que el espectador se harte de las reiteraciones mientras pasan plúmbeos minutos hasta alcanzar la soñada meta mercantil de casi ciento cuarenta minutos de metraje a todas luces excesivo.
Si usáramos una balanza para medir el resultado final en uno de los platos pondríamos la destreza de Scorsese al filmar los ambientes (con algún fallo de novato) y al dirigir a los intérpretes, todos ellos muy solventes: especialmente Di Caprio, que sigue con su carita de niño pero ya con un cuerpo de cuarentón, pelín pasado de peso, que interioriza como puede un personaje delineado como toda la trama a golpe de efectos de tahúr.
En el otro plato de la balanza debemos colocar una fullería enorme: un guión repleto de trampas dirigidas a confundir al espectador abandonando un hilo argumental que podría albergar una crítica socio-política interesante para adentrarse en una torpísima intentona de presentar aspectos tratados con mejor fortuna por el admirado Don Alfred que, consciente del respeto debido al espectador, no tan sólo presentaba lo que acuñó como mcguffin a los pocos minutos, sino que, además, se cuidaba mucho de que todos, excepto los personajes en pantalla, supiéramos de que iba la historia.
Porque lo que más interesa siempre a un espectador acaba siendo lo que le hace identificarse con los personajes imaginarios que pululan por la pantalla: les amamos, les odiamos, pero, acabada la película, si ha sido rodada con honradez, gustamos verla de nuevo quizás otro día. No es el caso de esta Isla Postigo (que sería la traducción literal), esta isla que se erige como medio de ocultar la luz entendida como fuente de veracidad, porque todo lo que vemos en pantalla es una gran farsa: un truco del almendruco que, una vez descubierto en un final penoso, hace que la repetición de la jugada carezca de interés.
Scorsese parece tratar de acercarse a su admirado Hitchcock pero acaba pareciéndose al más lamentable Shyalaman en un cúmulo de fantasías ocultas a la razón que atentan al discurso ágil que cabe esperar de un director que ha sido capaz de entretenernos e interesarnos con grandes disecciones del mundo del hampa, por ejemplo: que lejos están los tiempos de Godfellas o de Casino, Martin, que lejos. Ni siquiera el concurso de una afamada montadora como Thelma Schoonmaker consigue alzar el vuelo en un trabajo lamentable, pletórico de errores y la fotografía de Robert Richardson tampoco luce como de costumbre, con algún que otro fallo garrafal. Que ambos colaboradores ofrezcan un trabajo tan por debajo de lo esperado hay que achacárselo a Scorsese, no en vano es quien manda y toma la decisión de repetir una y otra vez hasta conseguir -o no- la excelencia.
Una excelencia que este comentarista no ve por ninguna parte ya que a la media hora del metraje quedé totalmente fuera de la historia: deseando que acabara, sí, como fuera, porque la reiteración aburre hasta las ovejas; y no me avergüenza reconocer que el final me resultó una sorpresa y fui incapaz de preverlo: debo ser medio tonto (o tonto del todo) porque muchos, al salir, aseguraban haber intuido ese final y a pesar de ello parecían felices: me aburrió y me desencajó totalmente el final: una tomadura de pelo bien orquestada por un fullero, cuando yo esperaba enfrentarme a un hábil prestidigitador o, en el peor de los casos con un trilero: pero sólo hallé una trampa mal hecha bien rodada a ratos.
Vaya, compa Josep, ya tenía ganas de encontrarme con alguna nota discordante en el coro de loores y alabanzas generalizadas a la última de tito Martin, y mira tú por donde que en tu casa la encontré. Buen sitio, por cierto, para ello. No la he visto aún, así que no puedo ni confirmar ni desmentir, pero, teniendo en cuenta que me sueles resultar "referencia fiable", me temo que tampoco la voy a disfrutar demasiado, llegado el momento...
ResponEliminaUn fuerte abrazo y buena semana.
Je, je, je... Visto el título del post ya sabía yo que íbamos a estar de acuerdo. Me parece una de las mayores tomaduras de pelo de los últimos tiempos. En cuanto vi cómo el par de agentes encarban la investigación, me dije: "¿quién puñetas ha escrito esto?". Y el desarrollo me confirmó en la pregunta. Es el Scorsese más lamentable de los últimos tiempos, y mira que tiene cosas que lamentar...
ResponEliminaSaludos.
Vamos, que me quedo con el libro...
ResponEliminaUn supersaludo
Cualquier día de éstos, Josep, te vas a encontrar a la vuelta de la esquina con dos armarios con sendos pistolones que te dejarán como un colador en un callejón oscuro. Luego aparecerá una nota en tu blog que dirá: "Se lo merecía por criticón, A.D.M.H." (Asociación de Directores Mediocres de Hollywood)
ResponEliminaNo la he visto, no, pero tienes cierta razón en lo que a Marti se refiere. Está bajando el listón y eso es muy jodido para un director que ha hecho muy buenas obras. En fin, parece que Hollywood tiene ya demasiadas grietas.
Un abrazote.
Leí el libro hace tiempo, despues de Mystec River, y a mi el libro me gustó y bastante. Por ese mismo motivo, por el libro y por la anterior película, fuí a ver ésta inmediatamente y la palabra que usaría es desencanto. Lástima que con tan buenos mimbres el cesto hecho sea de mercadillo.
ResponEliminaUna abraçada
Otra de la que me libro. No sabéis el dinero que me hacéis ahorrar.
ResponEliminaComo Raúl, agradecidísima estoy de ahorrarme tanta pasta siguiéndote, Josep.
ResponEliminaAbrazos.
Pues ya veo que parece que voy a ser la única a quien le gustó, tanto la ambientación de la isla como la música y ¿porqué no? Di Caprio, que creo que aguanta bien el peso de toda la película.Por otro lado no me recordó a Hitchcock, sino más bien a películas de terror de la serie B, en plena paranoia de la guerra fria.
ResponEliminaYa sabes, Manuel, que no suelo morderme la lengua y que, acertando o no con el sentir de la mayoría, no puedo menos que decir lo que me parece.
ResponEliminaSupongo que la fiabilidad que me otorgas por amistad no se verá maltrecha cuando tengas ocasión de verla: no creo que difieras mucho, la verdad...
Un abrazo.
Es que, Alfredo, esa historia no se aguanta ni con alfileres: el guión es descabellado y me parece sonrojante que Scorsese, que manda, acepte semejante trama sin ponerle remedio. Francamente, me decepcionó mucho, pues esperaba un producto mejor acabado.
ResponEliminaSaludos.
Intuyo, Superwoman, que la novela te gustó: debe ser un caso más de mala adaptación, lo que no es inusual, pero lo cierto es que resulta una trama caótica y confusa.
ResponEliminaSaludos.
Jajaja, Antonio: dudo mucho que mis comentarios lleguen a importunar a nadie hasta ese extremo, aunque le diré a mi amigo Llamp que esté ojo (y nariz) avizor en nuestros paseos nocturnos...
ResponEliminaLo de Hollywood empieza a ser preocupante para todos los que llevamos años viendo buenas películas y observamos la sequía y pertinaz decadencia de las piezas que van llegando acompañadas de mucho ruido y pocas nueces...: la mercadotecnia manda, parece, demasiado...
Un abrazo.
Pues muchas gracias por tu aportación, Alma: me encanta coincidir contigo especialmene como lectora de la novela y espectadora luego de la película: si además la novela resulta superior, está claro que algo habrá fallado de forma estrepitosa...
ResponEliminaUna abraçada.
Raúl, amigo: que el catalán soy yo: no me usurpes el tópico... jajaja....
ResponEliminaMe río porque a mi la entrada me cuesta sólo 4 eurillos el sábado y 4,50 el domingo, y así, por lo menos, tengo algo que comentar.... y me duele menos...
Saludos.
Te digo lo que a Raúl, querida Susy: si hasta la madrileñas empiezan a robarnos el tópico, no será nada de nosotros... :-)
ResponEliminaPuedes ahorrártela, seguro...
Besos.
Respecto a la ambientación en general, Alicia, cierto que es buena y eficaz; la música no me gustó nada: demasiado efectista. Di Caprio realiza un buen trabajo, sí, pero la historia me parece un galimatías reiterativo y el apunte a la guerra fría queda en nada visto el final.
ResponEliminaClaro que sobre gustos ya se sabe; y me alegra que te sientas en la libertad de discrepar abiertamente: así da gusto..
Saludos.
Shutter Island es una película de misterio sin misterio. Un film que basa toda su efectividad en crear una intriga que, pesar de estar excelentemente contada, se ve venir de lejos. Scorsese va dejando demasiadas pistas de lo que trata de esconder. Aunque está rodada con la maestría propia del director, su principal baza, el suspense, no funciona. Y eso la hace fallida de largo. Cualquier espectador con cierto background cinéfilo se dará cuenta desde el primer fotograma ante qué tipo de película se encuentra y estará en guardia. Es casi inevitable averiguar desde el minuto cero cuál va a ser el final. Scorsesse deja demasiadas claves al descubierto para una película que pretende basarse toda ella en el suspense y el desconocimiento.
ResponEliminaTampoco ha estado el director atinado con el casting, seleccionando a una serie de actores demasiado encasillados que hacen que todo huela mal desde el principio y que se masque la tensión desde el comienzo. Muy pronto el espectador se da cuenta de que hay algo extraño alrededor del protagonista y de que nada es lo que parece. DiCaprio vuelve a tener su pinta de guarrete sudoroso y mal afeitado habitual, Ben Kingsley repite con su personaje inquietante de siempre, y cuando hace falta un personaje alemán siempre está ahí Max Von Sydow para aportar su usual caracterización. Sólo el versátil Mark Ruffalo se sale un poco de lo preestablecido.
A Scorsese le ha salido una película un pelín pretenciosa, con una ambientación y argumento que, en cierto modo, traen a la mente El Corazón del Ángel de Alan Parker. Un trabajo sobre el que no queda más remedio que preguntarse si era necesario tanto minutaje para lo que cuenta. Muchas escenas son excesivamente largas e incluso innecesarias, llegando a una conclusión exageradamente alargada cuando ya está todo el pescado vendido. Shutter Island será un entretenimiento para el neófito, pero es un peñazo para el espectador avisado. Ni siquiera creo que gane con sucesivos visionados. Una peli sin sorpresas que, precisamente, pretende sorprender. Así que mejor disfrutar del viaje y no preocuparse tanto por llegar al destino.
Bienvenido, Nemo Nadir:
ResponEliminaY muchas gracias por el comentario que complementa al alza el mío.
Desde luego, la pretensión de hacer una película "de suspense" no la consigue Martin porque el aburrimiento de las reiteraciones pesa como una losa en el ánimo del espectador.
Del elenco, diría que si bien Ruffalo sobresale en su papel de difícil comparsa, el resto hace lo que puede con las pobres líneas de caracterización de sus personajes que, como creo apuntas, son esquemáticas y trilladas: otros no lo hubieran hecho mejor, creo: el guión -nefando- tiene buena parte de culpa.
Y seguro que, vista y conocido el desenlace, pocos tendrán apetencia de repetir, lo que no ocurre con clásicos del género (suponiendo que pueda inscribirse en un género delimitado).
Vuelve cuando quieras.
Saludos.
Me libré de pagar por ella, pero ayer, cometí el error (la tele es tan, tan aburrida) de verla por lo criminal.
ResponEliminaY aquí estoy, para darte la razón en todo lo que llegaste a decir sobre esta peli.
¿Qué les encontrarán a las pelis que juegan a sorprender al espectador yendo por el camino de la confusión y por el del engaño?
¿Acaso una peli es una adivinanza?
La trama, mal escrita, es un cúmulo de enrevesados vericuetos, que no sabes bien si te acercan o te alejan al propósito previsto, pero que si que te hacen percibir una sensación de indefensión ante lo que aparenta ser "denso y concinzudo" y que sin embargo acaba siendo un artificio.
Tiene, en cualquier caso, un mérito excepcional el director al haber dirigido con pulso firme y paso estable, tamaño lío. Otro, a la semana de montaje, hubiera desistido del empeño y se hubiera rendido ante semejante laberinto de Ariadna.
Tienes razón, Raúl, en que la tele es muy aburrida...
ResponEliminaY también en la queja relativa a esa forma de hacer películas con enigmas tramposos de pacotilla.
Creo que el amigo Martin antes de empezar pensaba obtener un resultado distinto y seguramente pasó muchas horas en la moviola, esforzándose, sin acabar de redondear el resultado, porque parece que se le hace difícil recortar, y le hubiera ido bien...
Muchas gracias por comparecer y expresar tu parecer, colega.
Espero que mañana viernes disfrutes de lo lindo.
Saludos.